Cubanos critican falta de debate antes de Congreso partidario

Oficialismo señala que no hay camino por trazar, sino seguir reformas acordadas

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La Habana. AP. El presidente Barack Obama se fue de la isla, los reflectores de las grandes cadenas se apagaron y las calles de La Habana volvieron a la normalidad, pero los cubanos se preparan para el próximo suceso: el VII Congreso del Partido Comunista.

A dos semanas del encuentro, fundamental para definir el camino que tome el plan de reformas socioeconómicas emprendido por el presidente Raúl Castro hace cinco años, salieron a relucir una serie de inusuales críticas que se venían cociendo a fuego lento de parte de los propios militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Los reclamos se centran en que hasta ahora los miembros de base del PCC no pudieron leer los documentos y las propuestas que estos contienen para la Cuba del futuro, al punto de que algunos están pidiendo una postergación del evento.

“La militancia de base está molesta y con razón”, escribió el académico Esteban Morales en un blog. “Sin dudas porque hemos retrocedido en la democracia partidista, porque hemos desconocido a la militancia de base, que lucha y se enfrenta a nuestros problemas diarios”.

Las críticas se volvieron tan inquietantes que esta semana Granma , órgano oficial del PCC, salió a defenderse con un largo artículo que, a su vez, obtuvo otra andanada de comentarios negativos.

Resistencia. Con una difícil situación económica, una población joven y educada con expectativas de migrar y salarios estatales de alrededor de unos 25 dólares equivalentes en la isla, el PCC enfrenta además el desafío de lidiar con muchos viejos dirigentes que se resisten a realizar reformas.

El militante comunista y periodista Francisco Rodríguez, manifestó al respecto que la visita de Obama y su llamado a la apertura del sistema, “obliga a tener un trabajo de discusión y a defender el consenso social sobre la revolución”.

Rodríguez fue uno de los que propuso un aplazamiento, en su caso para julio, del Congreso, para dar tiempo a un debate.

Rodríguez, Morales y los comunistas cubanos tienen como antecedentes el VI Congreso realizado en abril de 2011 y que fue precedido de meses de amplio debate popular en torno a los “Lineamientos”, un documento que recogió más de un millón de opiniones de la población a lo largo de toda la isla y que constituyó un hito en el camino a consensuar las reformas de Castro.

Los 313 “Lineamientos” constituyeron la base política de las transformaciones de la Isla, que procura modernizar su modelo sin perder su carácter de Estado socialista. Incluyen desde la eliminación del subsidio a las empresas estatales, pasando por favorecer las inversiones extranjeras o lograr que el salario sea el parámetro del poder adquisitivo, hasta fortalecer la educación.

Creado en 1965, el PCC fue incluido en la constitución como la “vanguardia organizada” de la sociedad cubana y aunque su papel no es electoral, sus decisiones señalan el camino a tomar.

Previsto entre el 16 y 19 de abril, el VII Congreso se realizará luego de cinco años de aplicación de las reformas que procuraron actualizar el modelo para hacerlo eficiente en medio de una fuerte crisis de productividad.

Bajo el gobierno de Castro, y al calor del congreso precedente, se flexibilizó el trabajo independiente, se abrió el mercado de bienes raíces y de compra y venta de automóviles, se entregó tierra en usufructo a particulares, se destrabó la política para el otorgamiento de créditos y se aprobaron modificaciones migratorias que ahora permiten a los cubanos viajar libremente.

Continuidad. Por ello, según Granma , dado que en realidad los lineamientos fueron aprobados en el anterior VI Congreso no es necesario “un nuevo proceso de debate” sino continuar con el trabajo trazado.

El propio Granma indicó que en estos cinco años, entre un congreso y otro, solo el 21% de los lineamientos fueron puestos en marcha, como la creación de las cooperativas o una nueva ley tributaria; y el 77% está en proceso. El 2% restante no se ejecutó de ninguna manera.

“El VII Congreso dará continuidad al anterior y permitirá delinear con mucha más exactitud el camino a recorrer para que nuestra nación, soberana y verdaderamente independiente desde el triunfo del 1 de enero de 1959, pueda construir un socialismo próspero y sostenible”, agregó Granma.

Pero tanto para Rodríguez como para Morales y muchos de los otros que pusieron al pie del artículo de Granma en su edición digital sus comentarios, el argumento no es aceptable.

“Es uno de los últimos congresos dirigidos por la generación histórica”, escribió una persona que se identificó como Leandro. “Sería, creo yo, un mal precedente para los futuros dirigentes, que se sentirían en el derecho de hacer congresos sin la participación popular”.