Crece presión sobre Estados Unidos para que intervenga en conflicto sirio

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Washington

Estados Unidos (EE.UU.) afronta cada vez más presiones para responder a la violencia en Siria pero sus opciones para proteger su credibilidad y castigar a Damasco, incluso una posible acción militar, son limitadas.

El mandatario estadounidense, Barack Obama, ha iniciado consultas con líderes de la comunidad internacional sobre la crisis en Siria, especialmente a raíz del presunto ataque con armas químicas del pasado día 21 y que, según la oposición siria, dejó al menos 1.300 muertos.

Obama habló por teléfono hoy con el primer ministro australiano, Kevin Rudd, y ambos “discutieron posibles respuestas de la comunidad internacional, y acordaron continuar sus estrechas consultas”, dijo la Casa Blanca en un comunicado, sin dar detalles.

El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, condenó el uso “indiscriminado a gran escala” de armas químicas contra civiles, tachándolo como una “obscenidad moral”, aunque tampoco precisó si EE.UU. se decantará por una intervención militar.

El Gobierno de Damasco asegura que las acusaciones en su contra carecen de lógica y han sido “fabricadas”.

Las víctimas del ataque con armas químicas se suman a los más de 100.000 fallecidos en más de dos años de conflicto en Siria.

La Casa Blanca analiza una posible acción militar con sus aliados internacionales pero, según observadores, las opciones de EE.UU. son limitadas y cada una conlleva riesgos.

Para Leslie H. Gelb, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su sigla en inglés), la Administración Obama se aproxima a la inevitable “hora de la verdad” para frenar la violencia en Siria.

La opción militar “tiene poco apoyo en su Administración y entre los estadounidenses en general”, pero Obama tendrá que hacer frente a tres conclusiones: la crisis en Siria ha puesto en riesgo la credibilidad de EE.UU., Washington tendrá que tomar una acción militar directa, aunque limitada, y Obama necesitará combinar el uso de la fuerza con “iniciativas diplomáticas”, según Gelb.

Por su parte, Michael Doran, de la Institución Brookings, dijo a la cadena CNN que Estados Unidos debe elaborar un plan a largo plazo para sacar del poder al presidente sirio, Bachar al-Asad, “como parte de un cambio de régimen” en Siria.

Aunque el régimen sirio ha accedido a permitir la entrada de inspectores de Naciones Unidas al sitio cerca de Damasco donde ocurrió el presunto ataque químico el miércoles pasado, el gobierno estadounidense ha dejado en claro que buscará la forma de castigar al Gobierno de al-Asad.

En ese sentido, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, ha dicho que Obama le ha pedido al Pentágono que “prepare opciones” para todo tipo de “contingencias ”.

Desde el Congreso, varios líderes republicanos ya advirtieron hoy que cualquier decisión de la Administración Obama respecto a Siria debe contar con la venia del Legislativo.

El presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, el republicano Howard “Buck” McKeon, afirmó que el uso de armas químicas contra civiles es “inaceptable” y que “no se debe permitir que ningún régimen haga eso con impunidad”.

En abril pasado, Obama insistió en que el uso de armas químicas por parte del régimen sirio constituiría una “línea roja” que obligaría a EE.UU. a tomar medidas contundentes.

Aludiendo a esa advertencia, McKeon afirmó hoy que EE.UU. debe consultar al Congreso sobre las opciones disponibles.

“Ahora que la credibilidad está en juego, el presidente debe actuar de forma decisiva”, enfatizó McKeon.

Por su parte, la legisladora republicana de Florida, Ileana Ros-Lehtinen consideró que, en todo caso, EE.UU. debe sopesar sus opciones solo con el apoyo de sus aliados en la arena internacional.

“Creo que coordinándose con nuestros aliados, podrían considerarse ataques con misiles contra algunas bases militares selectas de al-Assad, para que podamos destruir su fuerza aérea, sus fuerzas armadas”, dijo Ros-Lehtinen en un comunicado.

“Es la única forma de destruir a este malvado dictador, pero no debemos enviar soldados sobre el terreno ni hacer una intervención en solitario”, advirtió la congresista.

Se calcula que el 60% de los estadounidenses se opone a una intervención de Estados Unidos en el conflicto civil en Siria, según las encuestas.

Según los expertos, la cautela de EE.UU. es entendible si se toma en cuenta el hartazgo de los estadounidenses con las costosas guerras en Irak y Afganistán, y que la invasión de Irak se basó en parte en informes erróneos del servicio de inteligencia de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.