Alerta en Irak por posibles ataques en festividad

Autoridades tratan de impedir atentados tras intensa ofensiva del Estado Islámico

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Bagdad. AFP. Al menos 36 miembros de una tribu que combate contra el grupo Estado Islámico (EI) fueron ejecutados por los yihadistas en Irak, cuyas autoridades se encuentran en “alerta máxima” para impedir atentados durante la celebración chiita de la Ashura.

Los yihadistas volvieron a mostrar su crueldad el domingo al ejecutar “a 36 personas, entre ellos, cuatro mujeres y tres niños” de la tribu sunita Albunimer, informó el jeque Naim al-Kuoud al-Nimrawi.

Los yihadistas se ensañan con esta tribu desde hace días por su alianza con las fuerzas iraquíes para expulsarlos de Al-Anbar, provincia que controla el EI.

El balance de muertos entre las tribus que apoyan a tropas gubernamentales está entre 250 y 400, incluyendo las últimas ejecuciones.

En Bagdad, las autoridades iraquíes estaban ayer en alerta máxima para impedir nuevos atentados de yihadistas sunitas contra los miles de fieles que se espera lleguen a la capital de Irak para celebrar la gran fiesta chiita de la Ashura.

Un coronel de la policía dijo a la AFP que el sábado se puso en marcha un plan de seguridad para proteger a los peregrinos; además, las fuerzas se encuentran en estado de alerta máxima.

Sin embargo, ese plan de seguridad no impidió los dos atentados el domingo que fueron reivindicados ayer por los yihadistas.

El Gobierno iraquí desplegó decenas de miles de policías y soldados en la capital y en la carretera hacia Kerbala, 110 kilómetros al sur de Bagdad, la ciudad santa chiita que hoy recibirá a miles de peregrinos para conmemorar la muerte del imán Huseín , una de las principales figuras del chiismo, enterrado en esta ciudad.

Según el teniente general Othman al-Ghanimi, más de 26.000 miembros de las fuerzas de seguridad estaban desplegados en torno a Kerbala, con varios helicópteros participando en la operación.

Lucha en aumento. En los últimos días, los atentados se han multiplicado y causado decenas de muertos entre la comunidad chiita, considerada como hereje por los radicales.

“El peligro es mayor ahora que en los últimos años. Antes había terrorismo, pero nunca había llegado a estos niveles”, opinó un coronel de la policía, en alusión a la creciente presencia en Irak del grupo EI.

En Albu Kamal, localidad siria en la provincia de Deir Ezzor, junto a la frontera con Irak, los yihadistas decapitaron a ocho rebeldes sirios que se habían entregado la semana pasada, pese a haberles prometido la amnistía si se rendían, aseguró ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Su director, Rami Abdel Rahma, dijo que los hombres fueron ejecutados y sus cuerpos crucificados.

Acusado de crímenes contra la humanidad, que van desde violaciones y crucifixiones a ejecuciones en masa y limpieza étnica, el EI va ganando terreno a costa de sembrar el terror allá donde llega.

El grupo radical se ha beneficiado de la guerra civil en Siria y la inestabilidad política de Irak para implantar su proclamado califato en grandes zonas de ambos países, mientras que Pakistán y Afganistán empiezan a temer ser los próximos, ante el aumento de los reclutamientos de combatientes.

Kobane, localidad siria fronteriza con Turquía y tercera ciudad kurda del país, es escenario de violentos combates desde que el 16 de setiembre los yihadistas iniciaron su asedio.

Convertida en símbolo de la resistencia contra el EI, en ella resisten con ferocidad los combatientes kurdos sirios.

Estos combatientes cuentan con el apoyo de los peshmergas (milicianos kurdos iraquíes) y de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, cuyos aviones realizaron al menos cuatro incursiones aéreas en la pasada madrugada y golpearon un nuevo convoy del Estado Islámico que se dirigía hacia Kobane.