Al menos 44 muertos por lluvias y deslaves en sudeste de Brasil

Ejército brasileño tuvo que intervenir con unidades de rescate en varios Estados

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Brasilia

Fuertes lluvias y deslaves han dejado este mes al menos 44 muertos y más de 60.000 evacuados en los estados brasileños de Espirito Santo y Minas Gerais, en el sudeste de Brasil.

En Espirito Santo, fronterizo con el estado de Río de Janeiro, las peores lluvias de los últimos 90 años comenzaron hace casi dos semanas y han dejado barrios y municipios bajo el agua, así como un total de 27 fallecidos.

Este jueves han muerto en el estado ocho personas, según el último balance de la Defensa Civil.

Las autoridades crearon un sistema de distribución de comida y ayuda por todo el estado, donde 61.379 personas han sido evacuadas de sus casas.

En el estado de Minas Gerais, vecino de Espirito Santo, el número de muertos por las lluvias en diciembre asciende a 17 y hay unos 4.150 personas que han sido evacuadas de sus hogares.

Un balance anterior daba cuenta de 18 muertos, al sumar una víctima de un temporal en octubre.

El acceso a ciertas ciudades y comunidades de ambos estados aún es difícil ya que muchas carreteras fueron destruidas o están inundadas. Algunas no tienen electricidad o agua potable.

"Vamos a tener que reconstruir el estado", dijo el gobernador de Espirito Santo, Renato Casagrande, y explicó que el número de víctimas puede aumentar, ya que hay personas consideradas desaparecidas.

La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) opera en Espirito Santo tres helicópteros y dos aviones. En la víspera y en el día de Navidad rescataron a 88 personas, y este jueves a otras 74.

"Tuvimos que hacer rescate con cabrestante, había muchos niños, mujeres embarazadas o con recién nacidos, personas adultas mayores, enfermos", destacó el piloto militar Vinicius Salum.

El Ejército dispuso, por su parte, de 273 efectivos para ayudar en las labores de distribución de alimentos y rescate, así como en la construcción de un puente provisional metálico para comunicar dos ciudades afectadas.

En Colatina, a 129 km de la capital del estado Vitoria, los cuerpos de dos jóvenes hermanas fueron rescatados entre los escombros de concreto. Su madre, desesperada, presenció toda la operación.

Algunas personas se resisten a abandonar sus casas, aunque estén inundadas o con peligro de derrumbe, por miedo a los saqueos.

"Algunos no quieren salir de sus casas porque tienen miedo. Estamos sacando a la gente usando barcas, pero la mayor preocupación son las laderas, muchas casas están bajo riesgo de deslaves y las personas se niegan a abandonarlas", explicó el teniente Gregorio Rocha Venturim en la ciudad de Santa Teresa, de 26.000 habitantes, donde la mitad está sin luz y un tercio sin agua.

El ministro de Salud, Alexandre Padilha, anunció que el gobierno federal enviará en la noche del jueves otras dos toneladas de medicamentos y equipamiento médico a Espirito Santo, que ha recibido ya dos toneladas de estos insumos.

Hasta ahora, las autoridades locales recibieron 3.000 toneladas en donaciones, la mayoría alimentos, ropas y calzados, pero inclusive neveras y estufas.

Una de las últimas víctimas en Minas Gerais fue una mujer de 56 años que murió el día de Navidad, cuando su casa en Juiz de Fora, a 278 km de la capital Belo Horizonte, quedó sepultada bajo el barro, informó la Defensa Civil.

La semana pasada, seis personas de la misma familia, incluido un niño de siete años, murieron tras un alud de barro que cayó sobre su casa en la ciudad de Sardoá, también en el este de Minas Gerais.

Un total de 79 municipios de este estado también fronterizo con Río de Janeiro han sido afectados por las lluvias y 26 han sido declarados en situación de emergencia.

La presidenta Dilma Rousseff sobrevoló el martes las áreas inundadas de Espirito Santo, y prometió ayuda gubernamental para los damnificados, muchos de los cuales pasaron la Nochebuena refugiados en escuelas e iglesias.

Rousseff anunció asimismo el jueves en su cuenta Twitter una medida que agiliza la transferencia de recursos para atender las emergencias.

"Significa que las víctimas de las tragedias naturales tendrán asistencia más rápida y que las autoridades locales podrán planificar la prevención", dijo.

Uno de los peores dramas de las lluvias de diciembre en Brasil ocurrió a inicio de mes en el municipio de Lajedinho, en el interior del estado de Bahia (noreste), donde un temporal provocó la muerte de 16 personas y destruyó más de 200 casas.

En enero de 2011, días después de que Rousseff asumió el poder, más de 900 personas murieron en la región serrana de Río de Janeiro debido a fuertes lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra.