Cómplice en espionaje del Papa irá dos meses a cárcel

Contradicciones en declaración hunden a hombre ligado a exmayordomo papal

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Ciudad del Vaticano. AFP. El tribunal del Vaticano condenó ayer a dos meses de cárcel con suspensión al técnico informático Claudio Sciarpelletti, acusado de complicidad con Paolo Gabriele, mayordomo del Papa, en el robo de documentos secretos, en el segundo juicio en el caso de espionaje al pontífice.

La defensa del técnico anunció que apelará el fallo en que fue hallado culpable de obstruir las investigaciones de las autoridades judiciales vaticanas, al haber realizado declaraciones contradictorias.

El fiscal solicitó cuatro meses de cárcel para Sciarpelletti, de 48 años, casado, ciudadano italiano, sin antecedentes penales y presunto cómplice del mayordomo. Dicha pena fue reducida a dos meses, tras reconocerse circunstancias atenuantes, como la cooperación del acusado con la justicia y la ausencia de antecedentes penales.

Sciarpelletti recalcó ayer el estado de confusión en que se hallaba, tras haber sido arrestado en mayo, lo cual lo hizo contradecirse al explicar el origen del sobre que se halló en uno de sus cajones y cuyo contenido afirma no haber leído.

Dicho sobre, que motivó su corta detención en mayo, contenía fotocopias de documentos reproducidos en el libro Sua Santita, de un periodista italiano, que propulsó el escándalo de espionaje.

Por su parte, Gabriele aseguró ayer haber entregado documentos al técnico, descartando que fueran comprometedores. El exmayordomo dijo “no recordar” si había dado el sobre al técnico informático.

Además de Gabriele, testificó en el juicio el prelado monseñor Carlo María Polvani, responsable de la oficina de información de la secretaría de Estado, y superior jerárquico del técnico informático.

Como el abogado Gianluca Benedetti, Polvani mostró su estupor cuando se comunicó la sentencia.

“Juro por mi bautismo y mi sacerdocio que nunca sustraje ni transferí expedientes protegidos por el secreto”, dijo Polvani.

“Ver las estupideces que circulan, diciendo que podría formar parte de los revoltosos o que sería admirador de Che Guevara, me deja estupefacto. Espero que prevalezcan la verdad y el perdón”, agregó. Polvani recalcó que en la oficina que dirigía había un gran corredor por donde pasaba mucha gente y una impresora y los sellos del servicio, que cualquiera podía tomar.

Empleado hace 20 años en la secretaría de Estado del Vaticano, Sciarpelletti daba mantenimiento de todas los computadores de los trabajadores de la Santa Sede.