Cometas incendiarios lanzados desde Gaza devoran el campo israelí

Gobierno israelí estima en 1,5 millones de dólares las pérdidas por la nueva forma utilizada desde marzo por los gazatíes para protestar

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Nahal Oz, Israel. “Cuelgan sus ropas impregnadas de gasolina y les prenden fuego”, explica Avner Yona, un campesino israelí, mientras levanta un cometa artesanal casi tan grande como él de los que lanzan los palestinos desde la franja de Gaza para incendiar los campos de Israel.

Atado al cometa -una hoja de plástico adornada con tiras de papel de diario en árabe y fijada a una frágil estructura de madera- se ve un pedazo de tela ennegrecido.

El artilugio fue lanzado desde el otro lado de la valla fronteriza con Gaza, el territorio palestino cuya silueta de edificios de cemento se dibuja en el horizonte, a menos de un kilómetro del kibutz Nahal Oz.

Esta vez, el fuego no prendió en suelo israelí pero, desde hace más de un mes cientos de estos cometas se estrellaron en torno a Nahal Oz, incendiando cientos de hectáreas de campos, matorrales y espacios naturales.

De las piedras al fuego

Tras las piedras, los cometas y su versión incendiaria se han convertido en el símbolo de la protesta palestina desde el 30 de marzo en este territorio gobernado por el movimiento islamista Hamás, enemigo de Israel.

Para quienes los lanzan, es una forma improvisada de hacer daño a los israelíes al otro lado de la valla fuertemente militarizada, al tiempo que se mantienen lejos de los disparos de los soldados israelíes que causaron más de cien muertos desde finales de marzo.

Es también un medio de preservar el carácter supuestamente pacífico -lo que Israel rechaza- de la protesta, para proteger a Gaza de una dura réplica militar.

El cometa que muestra Yona, de 54 años, partió tal vez del campo de refugiados palestinos de Al Bureij. Allí, sentados en un gran banco de arena, una decena de jóvenes preparan más.

“Si le atas una cuerda bastante larga, puedes ir hasta 20 o 30 km”, dice uno de ellos, al que llaman Abu Musa, de 25 años. “Cuando el cometa está suficientemente lejos, cortamos la cuerda”.

“Tenemos la intención de incendiar sus granjas”, dice otro de ellos, de 28 años.

Del otro lado de la valla fronteriza, los israelíes señalan el bajo coste y la eficacia del sistema. “Cinco séqueles (menos de un dólar y medio) por el material, cinco minutos para fabricarla y mire el resultado”, dice Yona mientras muestra las espigas de trigo calcinadas.

'No nos vencerán'

“Me hiere el corazón” pero “es nuestra tierra y la trabajaremos hasta el último metro, no nos vencerán”.

Asegura que el kibutz ya ha sufrido pérdidas por valor de 2 millones de séqueles. “Algunos sistemas de irrigación ya no funcionan”. Los obreros adelantaron la cosecha del trigo, aunque haya que tirar una parte, aún verde.

El gobierno israelí estimó los daños en 5 millones de séqueles (1,2 millones de euros, 1,4 millones de dólares) y prometió indemnizar a los agricultores. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, pidió que se examinen los medios para hacer que la Autoridad Palestina pague los daños.

Israel se enfrenta también a la difícil cuestión de cómo responder. El ejército lanza drones para destruir las antorchas voladoras. Según el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, se interceptaron 400 de los cerca de 600 artefactos lanzados.

Mientras tanto, los ecologistas se preocupan.

Cada día, decenas de incendios forestales devoran zonas protegidas “causando enormes daños a los animales: los pájaros en sus nidos, las tortugas, los reptiles”, dice Daniel Ben David, de la ONG KKL-JNF.

“Hace dos meses, los cometas me parecían divertidos. Hoy, es totalmente diferente”.