Militares de Honduras toman el control de las 21 cárceles en medio de una ola de violencia

Los primeros resultados, de la operación Fe y Esperanza, son el decomiso de armas de grueso calibre, granadas, municiones, plantaciones de hojas de marihuana y celulares

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Este lunes inició un megaoperativo en las 21 cárceles de Honduras en las que las fuerzas militares de ese país tomaron el control de los penales para golpear a los grupos criminales que generan una ola de violencia en las ciudades catrachas.

La operación lleva el nombre de Fe y Esperanza y tiene la finalidad de retomar el control, dirección y gobernabilidad de los centros penales del país.

Los primeros resultados son el decomiso de armas de grueso calibre, granadas, municiones, plantaciones de hojas de marihuana y celulares.

“El pueblo hondureño puede ver que las cárceles han funcionado como escuela del crimen. Tienen un arsenal dentro (Támara). Los resultados no se harán esperar en favor de la seguridad”, dijo José Manuel Zelaya Rosales, secretario de Estado en el despacho de Defensa Nacional.

La presidenta del país, Xiomara Castro, ordenó el miércoles que la Policía Militar de Orden Público (PMOP) tome “el control de los 21 centros penales del país” por un año, mientras capacita 2.000 nuevos custodios de las prisiones.

Recuperar el control

“Vamos a recuperar el control del sistema penitenciario en nuestro país”, advirtió el comandante de la PMOP, coronel Juan Carlos Osorto Castillo.

La matanza en una cárcel de mujeres a 25 kilómetros al norte de Tegucigalpa colmó la paciencia de la presidenta. Reclusas de la pandilla Barrio 18 salieron de su módulo e irrumpieron en el que estaban las rivales de la Mara Salvatrucha (MS-13). Las atacaron a tiros y prendieron fuego al centro. Un ataque que dejó 46 fallecidas.

El ministro de Defensa, Manuel Zelaya, anunció que Castro firmó el viernes decretos ejecutivos “para que la PMOP retome el control de los centros penitenciarios” y para que las Fuerzas Armadas en su conjunto se desplieguen en los 18 departamentos del país para “combatir el crimen” en conjunto con la Policía Nacional.

Caninos contra el crimen

Osorto explicó que “el poco control que ha habido por algunas autoridades irresponsables” en las cárceles propició el aumento de violencia.

Según, René Cruz, exdirector de una de las cárceles del país, los reos pagan hasta más de $3.000 por ingresar un fusil a la prisión.

“Vamos a contrarrestar (...) cualquier propuesta que venga del crimen organizado para que esto no siga sucediendo”, prometió el coronel.

La recuperación de los penales es para “que la vida de los privados de libertad esté segura”, remarcó.

Según el estatal comisionado de derechos humanos, más de 1.000 reclusos murieron en incidentes en las cárceles del país desde el 2003, donde actualmente hay una sobreocupación del 25%, según datos oficiales.

Los perros del batallón son entrenados a la par de la tropa. Tamira, de 3 años, es una pastor alemán experta en detectar explosivos y armas, mientras que Karla, de 7 años, una pastor belga, lo es en drogas.

“Estamos practicando en diferentes tipos de escenarios, ya sea en colchones, en caletas, alturas y para cuando llegamos al área real nuestros caninos puedan dar efectividad sin ningún problema”, expresó uno de los entrenadores de los animales que pidió no ser identificado por seguridad, quien indicó que están adiestrando a 160 perros.

Fuerza de élite

La PMOP es una fuerza élite que tiene cerca de 10.000 efectivos que se creó en 2013 para combatir el crimen organizado como el narcotráfico y las pandillas. Normalmente formados para la guerra, son especialmente especializados en ayudar a los civiles.

Los integrantes “han tenido la capacitación constante” en el “respeto a la dignidad humana, a los grupos vulnerables, el uso de la fuerza” racional, aseguró la abogada de la formación en derechos humanos de la tropa, Circe Amaya.

El comando central de PMOP tiene su sede en una paradisíaca montaña de pinos a unos 5 km al sur de Tegucigalpa, con una plaza de armas rodeada por edificios amarillos, donde se instalan cinco batallones, incluido el canino, con 160 perros entrenados, un centro de capacitación, un polígono de tiro y otras facilidades de entrenamiento.

Junto a sus vecinos El Salvador y Guatemala, Honduras conforma el denominado “triángulo de la muerte”, plagado de pandillas o maras que controlan el tráfico de drogas y el crimen organizado.

El aumento en la tasa de homicidios en Honduras a 40 por cada 100.000 habitantes el año pasado, cuatro veces más que el promedio mundial, es atribuido al narcotráfico y la violencia pandillera.