Buenos Aires (AFP). El último balance de víctimas del choque de un tren urbano contra una estación terminal en Buenos Aires el miércoles arrojó un total de 50 muertos, 11 de ellos aún no identificados, y 703 heridos, 46 de ellos aún hospitalizados.
Así lo reveló el jefe del servicio de emergencias SAME, Alberto Crescenti, en declaraciones radiales el día después de la tercera mayor catástrofe ferroviaria en Argentina, al estrellarse un convoy de pasajeros contra un andén de la estación terminal de Once, en el centro de Buenos Aires.
El saldo de muertos alcanzó a 50, 11 de ellos aún no identificados, revelaron el subsecretario de Derechos Humanos del gobierno comunal, Claudio Avruj, y el director de Defensa Civil, Daniel Russo.
“Hay seis hombres y cinco mujeres aún sin identificar. Tomamos fotos que mostramos a los familiares para que no tomen contacto con los cuerpos. Se puede hacer porque no están desfigurados. Y buscamos tatuajes, anillos para que los puedan reconocer”, dijo Russo en declaraciones a la televisión.
La sociedad seguía impactada emocionalmente este jueves, en medio de olas de críticas a las deficiencias de los servicios de ferrocarriles de pasajeros, mientras que escenas dramáticas se vivían frente a la morgue con personas que buscan a sus familiares desaparecidos.
Frente a las cámaras y los grabadores, Silvino Zelaya mostró la fotografía de su hermana María Teresa, de 37 años, que “viajaba en el primer vagón para salir rápido del andén y no aparece ahora por ningún lado”, dijo.
Casi todos los muertos y heridos graves fueron hallados en el primer y el segundo vagón de la formación, que se incrustaron uno contra otro al ser embestido el paragolpe de la terminal sin que se sepa aún por qué el tren no frenó al llegar a la plataforma.
“Mi hijo está en algún lugar, ¡vivo o muerto!", suplicaba ante los periodistas María Luján, madre de Lucas Menghini, de 20 años, quien tomó aquel tren y desde entonces se desconoce su suerte.
Otra mujer, solo identificaba como Estela, embarazada y sollozando, dijo buscar a su marido, Alberto García.