Carreras por agua, baterías y comida también apuraron a ticos

Nerviosismo causa saturación de supermercados y escasez de bienes

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Pocos días después del sismo de 5,8 grados de magnitud que sacudió la costa este de EE. UU., el huracán Irene sacude el área y tiene a la ciudadanía corriendo por provisiones, incluida la comunidad costarricense en Nueva York y Washington.

Los temores de los consultados ayer por este diario se concentran en la probabilidad de perder servicios básicos (electricidad y agua) y verse obligados a recluirse varios días en la casa.

Todos los entrevistados indicaron que ya han comprado, sobre todo, agua embotellada, enlatados y otra comida no perecedera, baterías y focos.

“El miedo es que se vaya la luz varios días. Hoy recibí un mensaje de la compañía que da el servicio de electricidad, advirtiendo que es muy posible. Obvio que estamos comprando toda clase de comida no perecedera y agua que se acaba rápido en los supermercados”, expresó Laura González Picado, quien vive con su esposo costarricense y tres hijos en Silver Spring (Maryland) en el noreste de Washington.

Más cerca de Nueva York, el nerviosismo se acentuaba.

“Todo mundo está como loco, la gente está muy preocupada porque viene muy fuerte el huracán y hay partes bajas de la ciudad que se pueden inundar. Los supermercados están llenos y son solo filas y filas para comprar comida no perecedera, agua, baterías y focos. Las bombas de gasolina lo mismo”, comentó Leonardo Picado Fonseca que vive con su esposa e hijo en Summit, New Jersey, estado vecino de Nueva York.

En esa ciudad, unas 250.000 personas debieron ser evacuadas ayer de las zonas costeras más vulnerables del estado, una medida inédita adoptada por las autoridades por prevención.

Los sectores afectados por la evacuación son el extremo sur de Manhattan, Coney Island y Manhattan Beach (en Brooklyn), Far Rockaway y Broad Channel (en Queens) y otros sectores costeros de Staten Island.

La constante difusión de noticias y alertas sobre Irene parece contribuir al clima de zozobra y nerviosismo. Algunos canales de televisión públicos solo transmiten contenido sobre el tema.

“Ahorita no se puede ir a los supermercados: demasiado llenos. La gente está muy nerviosa y asustada, siempre temen lo peor. Alguna gente ha comprado madera para reforzar puertas y ventanas. En 21 años de vivir aquí, nunca había visto este nivel de alarma”, refirió Marvin Cubero, vecino de Sheepshead Bay en Brooklyn (Nueva York).