México. AFP La captura de José de Jesús el Chango Méndez, líder y fundador del cartel La Familia y detenido el martes, puede ser, según el Gobierno, el golpe final para esta organización criminal sumida desde diciembre en una lucha interna.
El fin del grupo empezó en mayo cuando integrantes de la organización criminal trataron de derribar un helicóptero de la Policía. Este debió realizar un aterrizaje forzoso en una zona del estado de Michoacán, bastión del cartel, donde los agentes arrestaron a algunos de sus miembros, explicó ayer el portavoz del Gobierno mexicano en asuntos de seguridad, Alejandro Poiré,
Las detenciones permitieron a las autoridades saber que Méndez Vargas había convocado a una reunión con algunos aliados el 27 de mayo en el vecino estado de Jalisco, donde un violento enfrentamiento dejó un saldo de 15 pistoleros muertos y 40 detenidos, informó a su vez Ramón Eduardo Pequeño, jefe de la división antidrogas del Gobierno federal.
Poiré y Pequeño afirmaron que todos los detenidos eran parte del equipo de seguridad del capo, quien inició entonces una huida por cuatro estados del país; hasta ser aprehendido en un operativo el martes en Aguascalientes, sin que mediara un solo disparo.
Golpe clave. Las autoridades consideran que con esta captura se destruyó lo que restaba de la estructura de mando del cartel La Familia, ya en apuros desde diciembre cuando Nazario Moreno, con quien Méndez fundó en el 2006 el grupo, fue ultimado por policías y militares en Michoacán.
El grupo se caracterizó por lanzar mensajes de evangelización y utilizar un manual para seguir el camino de la Biblia y llegó a reclutar a miles de personas como sicarios que eran instruidos en manejo de armas y aplicación de tortura.
Méndez Vargas y Nazario Moreno difundieron sus mensajes religiosos junto a cabezas cortadas y otros actos de violencia. También dejaban mensajes en mantas colocadas en ciudades de Michoacán e inserciones pagadas en los periódicos locales.
Al menos 710 personas vinculadas al cartel fueron detenidas entre enero del 2008 y junio del 2011, conforme datos oficiales, entre los que destacan las aprehensiones de tres de sus seis principales líderes y la muerte de otro.
Servando Gómez, alias la Tuta, y Enrique Plancarte Solís, únicos líderes que permanecen prófugos, se envolvieron desde inicios del 2011 en una sangrienta disputa por el control del grupo del cual se separaron en marzo, creen las autoridades, para formar un grupo que llamaron Los Caballeros Templarios, que en últimas semanas dejó una estela de asesinatos en Michoacán.
Los líderes originales de La Familia mantuvieron desde el 2008 una violenta guerra contra el cartel de Los Zetas, formado por exmilitares desertores.
La guerra entre Los Zetas y La Familia dejó cientos de víctimas en Michoacán y otros estados del país que sufre una espiral de violencia por las pugnas entre los carteles del narcotráfico con un saldo de más 40.000 muertos desde diciembre del 2006 cuando el Gobierno Federal lanzó una ofensiva con 50.000 militares y miles de agentes policiales.