Bin-Laden, el enemigo número 1 de Washington

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Washington. afp. Osama bin-Laden, líder de la red islamista al- Qaeda fue el duodécimo hijo de un magnate saudita de la construcción cercano a la familia real.

Nació en Riad cerca de 1957 (se desconoce la fecha), estudió ingeniería civil y comercio y se vinculó en 1973 a grupos islamistas.

Tras la invasión soviética de Afganistán en 1979, organizó en ese país el mantenimiento logístico de los muyahidines afganos. Posteriormente, se instaló en Peshawar, base de la guerrilla antisoviética en Pakistán, donde conoció a quien se convertiría en su mentor, el palestino Abdula Azzam, uno de los principales organizadores de la resistencia antisoviética.

Bin-Laden luchó contra los soviéticos con la ayuda indirecta de los servicios secretos estadounidenses (CIA). Tras la derrota de los soviéticos en 1989, volvió a su país, donde lo recibieron como héroe, e impartió conferencias sobre el éxito de la yihad (guerra santa).

Con estallido de la Guerra del Golfo en enero de 1991, bin-Laden declaró la “guerra santa” a EE. UU. por ocupar su tierra natal.

En 1996 bin-Laden reapareció con hombres y armamento en Afganistán, donde lanzó nuevos llamamientos antiestadounidenses.

El líder de al-Qaeda puso en marcha campos de entrenamiento de terroristas y planificó una serie de atentados mortíferos que le valieron el título de “enemigo público número uno en Estados Unidos”.

Sus atentados más poderosos contra blancos estadounidenses, antes de los del 11 de setiembre de 2001, ocurrieron en agosto de 1998, cuando dos coches bomba dejaron 224 muertos en las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia.

Luego de los ataques del 11 de setiembre de 2001 contra el World Trade Center en Nueva York y el Pentágono que dejaron casi 3.000 muertos, Estados Unidos ofreció $25 millones por toda información que permitiera su captura.