Benjamin Brafman, abogado de los famosos, a la medida de Strauss-Kahn

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Washington (AFP). El caso Dominique Strauss-Kahn parece hecho a medida del abogado estadounidense Benjamin Brafman: un cliente conocido, un caso difícil, la prensa internacional atenta a cada una de sus declaraciones. Un ambiente que él conoce bien.

Tras sus inicios como modesto asistente de procurador, Brafman, de 52 años, consiguió con el tiempo erigirse en uno de los abogados penalistas más solicitados en Nueva York, con absoluciones sorprendentes en su haber, a menudo de clientes célebres.

Y ahora vuelve a estar en el centro de la actualidad en su condición de pilar de la defensa del director general del FMI, acusado de haber agredido sexualmente el sábado a una empleada del hotel Sofitel, en Manhattan.

“Creemos que es un caso muy, muy defendible”, declaró Brafman el lunes en su primera comparición, varias horas después de la detención del director del FMI en un avión de Air France a punto de despegar del aeropuerto JFK rumbo a París.

Strauss-Kahn, uno de los hombres más poderosos del planeta, fue retenido en una comisaría especializada en asuntos de agresión sexual, de la que salió esposado y flanqueado por policías, y fue presentado el lunes ante una jueza después de haber esperado en el banco de los acusados, al lado de delincuentes comunes.

Un tipo de situación que Brafman conoce bien. A fines de los años 90, defendió al rapero Puff Daddy, acusado de posesión ilegal de armas y de soborno de testigos en un caso de balacera en una discoteca de Manhattan. El rapero, rebautizado después como P. Diddy, fue absuelto.

El abogado defendió también a otro rapero, Jay-Z, en un caso de agresión contra un productor de discos. Jay-Z se declaró culpable y se le redujo la pena a tres años de libertad condicional.

Y tres años más tarde, Brafman formó parte del grupo de abogados que defendió al cantante Michael Jackson, finalmente absuelto de varias acusaciones de abuso sexual de menores.

En una entrevista en el New York Times , Brafman se describió como alguien “que ama encargarse de las cosas y un abogado muy disciplinado. Hay que saber actuar con autoridad y decirle no a un cliente”, explicó.

Judío ortodoxo, hijo de supervivientes del Holocausto, Brafman creció en un barrio pobre de Nueva York, asistió a clases nocturnas para poder entrar en la universidad y durante un tiempo se ganó la vida como humorista.

Al contrario que otras estrellas de la abogacía neoyorquina no estudió en una universidad prestigiosa de la costa este, sino en la universidad de Ohio. Tras sus idas y venidas entre la magistratura y los gabinetes de abogados, empezó a darse a conocer con sus defensas de miembros del crimen organizado.

Según New York Magazine , hoy Brafman “tiene la reputación de ser el hombre cuyo número de teléfono hay que tener a mano cuando se está en grandes problemas”.

“Esta batalla no ha hecho más que empezar”, advirtió Brafman después de que la jueza decidiera encarcelar a su cliente sin posibilidad de fianza.