Batalla por las jubilaciones en Francia llega a la recta final

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París, AFP. La batalla sobre la reforma del sistema jubilatorio en Francia entra en una etapa decisiva con una nueva jornada de huelga el martes, en vísperas de la votación en el Senado, y el posible endurecimiento de los camioneros mientras se teme una escasez de combustible.

Después de una semana de movilización sin precedentes desde que comenzaron las protestas contra esta reforma que prevé dos años más de trabajo (jubilación mínima a los 62 años en lugar de 60 y máxima a los 67 años en lugar de 65), el movimiento llega a una fase fundamental.

Nicolas Sarkozy ha insistido que el gobierno llevará a cabo esta reforma crucial de su presidencia, y que no irá "más lejos en las concesiones".

Por su parte, los sindicatos están decididos a aumentar la presión antes de que el Senado adopte el texto ya votado por la Cámara de Diputados.

La cuestión fundamental consiste en saber si los más radicales pueden paralizar al país.

Después de haber logrado movilizar a una cantidad sin precedentes de manifestantes el martes pasado (1,2 millones de personas según la policía, 3,5 millones de acuerdo con los sindicatos), a llevar a las calles ayer a 825.000 personas de acuerdo con la policía y tres millones según los sindicatos, a extender la huelga a diez de las doce refinerías de Francia, las organizaciones sindicales llamaron a intensificar las protestas en el estratégico sector del transporte.

Se anuncian acciones más duras por parte de los camioneros y los conductores de ferrocarriles, que podrían hacer el puente entre la jornada de huelgas y las manifestaciones del martes, cuando las perturbaciones se extenderán al tráfico aéreo.

Estas acciones podrían incrementar la amenaza de una escasez de combustible. Actualmente, los aeropuertos de Niza (sudeste) y Nantes (noroeste) sufren dificultades, y los automovilistas invadieron las gasolineras el sábado.

El secretario Estado francés del Transporte, Dominique Bussereau, confirmó hoy que el principal aeropuerto de París, Roissy-Charles de Gaulle, está "perfectamente abastecido" de combustible. Tampoco hay problemas en Orly, el otro gran aeropuerto de la capital francesa, sostuvo.

Bussereau añadió que "ninguna estación carece de gasolina", a pesar de que varios cientos de gasolineras cerraron o estuvieron afectadas ayer.

Durante todo el fin de semana, los sindicatos y la oposición pidieron al gobierno que cambiara de posición.

En el Senado, los opositores a la reforma continúan su guerrilla, presentando numerosas enmiendas y pidiendo el uso de la palabra, de modo que la votación podría ser postergada otra vez.

Por su parte, el Ejecutivo apuesta a un debilitamiento de la movilización antes de la votación definitiva en el Parlamento, a fines de octubre. El gobierno espera también que se produzcan disensiones entre los sindicatos sobre la conducta a seguir después del voto de los senadores.