Atentado con bomba hiere al régimen sirio en el corazón

Ataque tuvo como blanco a piezas claves del aparato de seguridad de al-Asad

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Damasco y otras procedencias. AFP, EFE. Tres días después que principiaron a combatir a Bashar al-Asad en Damasco, los rebeldes sirios asestaron ayer un golpe en el corazón al régimen cuando una bomba mató al ministro y al viceministro de Defensa, y al jefe de la lucha contrainsurgente.

Las muertes del titular de Defensa, Daud Rajha, y de su viceministro, Asef Shawkat, cuñado de al -Asad, las anunció la televisión estatal, que confirmó igualmente la del jefe de la célula de crisis, Hasan Turkmeni.

Estos jerarcas, con grado de general, son los de mayor rango que pierden la vida desde el inicio de la rebelión en marzo del 2011.

En la explosión también resultaron heridos el ministro del Interior, Mohamad Ibrahim al-Shaar, y el jefe de la Seguridad Nacional, Hisham Ijtiar, según una fuente de los servicios de seguridad.

Añadió que el atentado lo perpetró un kamikaze, presuntamente un guardaespaldas de uno de los oficiales presentes en la reunión, quien activó un cinturón de explosivos en la sala del ultraprotegido edificio de la Seguridad Nacional, en el centro de la capital.

Del ataque se hizo responsable el Ejército Sirio Libre (ESL), formado por militares desertores que se unieron a la insurrección y por civiles armados.

Al-Asad nombró de inmediato al jefe del Estado Mayor, Fahd al- Freij, como nuevo ministro de Defensa, y el Ejército reiteró su “determinación” de continuar el combate para “limpiar la patria de los restos de bandas terroristas”.

El martes, los rebeldes habían anunciado el inicio de la “batalla para la liberación” de Damasco.

La periferia de la capital es teatro, desde el domingo por la noche, de los más violentos combates desde el inicio de la insurrección, hace más de 16 meses.

El miércoles, las fuerzas del régimen bombardearon desde helicópteros los barrios de Kabun y Barzé, y los combates continuaron en otros barrios, informaron el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) y la Unión de Coordinadores de la Revolución Siria (UCRS), de oposición.

El OSDH calculó que un centenar de personas murieron ayer.

Extrema gravedad. El atentado puso de manifiesto la gravedad de la crisis en Siria y la arremetida a que se ve sometido el régimen.

El secretario general de la ONU, Ban ki-moon, condenó el ataque, y urgió al Consejo de Seguridad a asumir su responsabilidad y actuar “cumpliendo sus obligaciones”, según la Carta de la ONU.

El presidente estadounidense, Barack Obama, y su par ruso, Vladimir Putin, coincidieron, en una conversación telefónica, en la necesidad de una “transición política” en Siria, pese a sus divergencias sobre el tema, reveló ayer la Casa Blanca.

El Consejo de Seguridad tenía previsto reunirse ayer para votar una resolución apoyada por Occidente, que amenaza a Siria con sanciones. Pero el encuentro se aplazó hasta hoy , a pedido del enviado especial de la ONU para Siria , Kofi Annan.

El atentado que decapitó al aparato de seguridad del Gobierno sirio constituye un “tremendo golpe al régimen” de al-Asad, expresó el rey Abdulá II de Jordania a la cadena de televisión CNN.

“Las cosas se están poniendo muy, muy complicadas, al punto de que creo que el peor de los escenarios en la región es que haya una guerra civil abierta”.