Arribo de inmigrantes a Italia salpica al Gobierno

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Roma. EFE, El País. La ineficacia y el proverbial gusto por la propaganda del Ejecutivo italiano pudieron llevar a la divulgación de información exagerada sobre la llegada de miles de inmigrantes ilegales de Túnez, quienes han alterado la vida en la isla de Lampedusa.

El ministro del Interior, Roberto Maroni, reconoció el lunes de forma oficial que los inmigrantes tunecinos empezaron a llegar el 15 de enero (es decir, hace un mes) a la isla italiana, lo cual sugiere que la oleada de gente estaba anunciada y que, como expresó el Vaticano, podría haber sido prevista con un mínimo de coordinación y adelanto.

El Gobierno italiano, en vez de hacer eso, se mantuvo en silencio, dejó el Centro de Identificación y Expulsión de la isla cerrado, permitió que fuera el párroco local quien se encargara de la primera acogida y no se decidió a enviar aviones para llevar a los inmigrantes a Sicilia y al continente hasta que no se llegaron a juntar 2.000 tunecinos.

Solo entonces, Maroni habló de “éxodo bíblico”, de “caída del muro del Magreb” y de que la UE (Unión Europea) había “abandonado a Italia”, amenazó con “mandar policías” a las costas tunecinas y contó (sin aportar pruebas) que entre los refugiados había infiltrados de al-Qaeda, y que podían ser hasta 80.000 las personas llegadas a las costas italianas.

Aunque en los tres últimos días no se han registrado nuevos desembarcos en la isla, en ella hay todavía unos 1.900 inmigrantes de un total de 5.300 llegados durante este mes.

Este último grupo aún espera traslado al continente y el propio Maroni aclaró ayer que el Gobierno valorará a quién es posible brindarle condición de refugiado y a quién no. También dijo ayer en Roma la situación actual en Lampedusa ya era “tranquila”.