Ankara. AFP. El recrudecimiento de los enfrentamientos entre el ejército turco y los insurgentes curdos, el principal problema de Turquía, obligó a que el gobierno pidiera más ayuda a EE. UU.
Dos soldados turcos, tres miembros de las fuerzas paramilitares y 12 guerrilleros del Partido de los Trabajadores del Curdistán (PKK) murieron el miércoles en combates al sudeste de Turquía, anunció ayer el estado mayor.
El gobierno turco enfrenta otra vez la amenaza del PKK, que anunció que llevará el conflicto a las grandes ciudades, luego de atentados con bomba en Estambul y ataques a puestos de vanguardia en la frontera iraquí, seguidos de respuesta militar contra los insurgentes en Turquía y el norte de Iraq.
Las autoridades turcas cuentan con las informaciones de inteligencia suministradas por Estados Unidos, su aliado de la OTAN, relativas a las bases de la retaguardia y a los desplazamientos del PKK.
“Turquía no dispone de suficiente ayuda por parte de Estados Unidos en su lucha contra el PKK”, opina Sinan Ogan, director del centro de investigación Turksam.
Ogan agrega que la diplomacia de Turquía, que recientemente se ha acercado a sus vecinos del este (Siria e Irán) molesta a EE. UU.
El subsecretario adjunto de Estado norteamericano, Philip Gordon, conminó hace poco a Turquía a demostrar su lealtad a EE. UU.
Mientras, el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, pretende que Estados Unidos ayude a capturar a los dirigentes del PKK refugiados en Iraq.