Reforma de la empresa

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Umair Haque forma parte del grupo de los cincuenta pensadores más influyentes en el mundo de los negocios. En diciembre pasado, publicó un libro en versión solo virtual, llamado Betterness: Economics for humans, título que traduciría como “Más allá de los negocios: Economía para seres humanos”.

Su contenido, a pesar de ser un libro corto –66 páginas–, no se puede abarcar en este espacio; pero siento la compulsión a comunicar algo sobre él.

La empresa de negocios fue una gran creación que vino a convertirse en un vehículo de lo que la Revolución Industrial hizo por la humanidad.

Esa revolución fue un salto de rana en la forma de producir, y vino a atender necesidades intensas y muy difundidas que había entonces. Por así decirlo, hizo accesible el bienestar material a grandes poblaciones.

Eso, en parte, es lo que tiene de revolucionario.

La empresa de negocios siguió evolucionando, y hoy, a gran distancia en tiempo de la Revolución Industrial, sigue funcionando a toda máquina para cumplir con los funcionales objetivos que se trazó cuando hizo su aparición en la historia.

Sin embargo, ahora, ese funcionar a toda máquina la ha llevado a seguir produciendo y vendiendo productos que ya no contribuyen significativamente al bienestar material, o cuya producción compromete la sostenibilidad del planeta por el uso o la contaminación de recursos no renovables.

El autor plantea entonces que la empresa debe complementar el énfasis que hace en el objetivo de generar de ganancias financieras, y plantearse objetivos más amplios y que tengan mayor impacto, diría yo, en la felicidad de las personas.

Por eso, Umair Haque demanda un cambio desde el “business” hacia el “betterness”.

El rediseño de una empresa de negocios debería iniciarse con esta pregunta: ¿Cómo apuntar no solo a ganancias financieras, sino también a generar mejoras a los acervos natural, intelectual, humano, social, emocional y organizacional, de socios, consumidores, personas en general, comunidades, sociedad y futuras generaciones?¡

¿Magno desafío? Sí. ¿Misión imposible? No.