La economía costarricense crecería 5,3% durante este año, impulsada por la mayor demanda internacional, principalmente de Estados Unidos; por el dinamismo de la construcción privada y por la estabilidad en las tasas de interés.
Para el 2024, la estimación de crecimiento es del 3,6%, es decir, experimentaría una desaceleración, según el primer informe Modelo de proyección Macroeconómico de Costa Rica, elaborado por el Centro Internacional de Política Económica (Cinpe) de la Universidad Nacional (UNA).
Emmanuel Agüero, coordinador del estudio, explicó que la mayor aceleración de la economía global y la inversión privada vinculada a la construcción fundamentan una mejor previsión del producto interno bruto (PIB), incluso por encima del 5% estimado por el Banco Central.
En tanto, para el próximo año los investigadores son más conservadores en la estimación, respecto al 4,3% de crecimiento previsto por el Banco Central, porque consideran que en Costa Rica la ola actual de nuevas edificaciones disminuirá.
“El consumo de los hogares sí lo vemos creciendo entre 3% y 3,5% por la mejora del ingreso disponible de las familias, a raíz de la caída en el precio de los combustibles”, recalcó Agüero.
En el caso del sector externo, añadió que en el 2024 se espera un impacto en la economía estadounidense, a raíz de las tasas de interés altas de la Reserva Federal (FED), lo cual tendrá repercusiones en Costa Rica.
El modelo de proyección creado por Cinpe-UNA es un instrumento de previsión de variables económicas elaboradas por el Banco Central, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la FED. La metodología es la misma usada por el FMI, para la estimación de crecimiento global, a lo cual se le agrega el análisis de la evolución de las tasas de interés internas y las evolución de las finanzas públicas del Gobierno.
Precisamente, la sostenibilidad de la deuda gubernamental y continuar por la senda del ajuste fiscal son elementos claves para las estimaciones macroeconómicas, manifestó Agüero. La desviación en las metas de obtención de superávit primarios (ingresos menos gastos sin tomar en cuenta el pago de intereses) es la principal amenaza interna para el crecimiento de la producción.
Los riesgos externos están vinculados, especialmente, a los conflictos bélicos y su eventual efecto en el costo de los hidrocarburos. El investigador universitario recordó que, en el 2022, la inflación llegó al 12% impulsada por alzas en precios de transporte y alimentos a raíz del costo de los combustibles.
En contraste, en este año la baja en el precio de los hidrocarburos impulsó la disminución en el índice de precios al consumidor (IPC), apuntó Agüero.