Aumento en inflación impacta el pago de impuestos, para bien y para mal

La inflación redujo la cantidad de ingresos laborales sujetas al impuesto sobre la renta, pero empuja aumentos en tributos sobre bebidas y combustibles

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La tendencia alcista de la inflación en los últimos meses tiene un doble impacto en materia de impuestos y tarifas para los contribuyentes. Por un lado, ya propició aumentos considerables en los montos mínimos exentos del impuesto sobre la renta y sobre las ganancias gravadas con tarifas menores; pero por otro, también provocó el incremento de algunas tasas que se cobran directamente sobre la producción o importación de bienes específicos.

Este tipo de efectos se traducen “para bien y para mal” de los contribuyentes. Los aumentos en los tramos de renta implican menores cargas para personas y empresas por los mismos niveles de ganancias que en el 2021, pero los aumentos en los impuestos sobre bienes específicos como los combustibles podrían trasladarse a sus precios finales.

La inflación medida por el índice de precios al consumidor subió 3,35% interanual hasta noviembre pasado, el crecimiento más alto desde febrero de 2015. El indicador está inmerso en una tendencia alcista presionado desde el ámbito internacional donde inciden factores como los choques de oferta y demanda, provocados por la pandemia de la covid-19; así como las irregularidades en las cadenas de suministro mundiales.

En Costa Rica, la inflación despuntó con mayor fuerza en el segundo trimestre de 2021 y la previsión es que se mantenga en crecimiento por algunos meses.

Impacto a renta

El aumento en la inflación provocó un crecimiento de 2,5% en los tramos del impuesto sobre la renta para el año 2022. Esto implica cifras de exoneración mayores para empresas, asalariados y trabajadores independientes; y límites más altos para la imposición de tarifas más elevadas del gravamen.

Por ejemplo, el mínimo exento para trabajadores asalariados subió en ¢21.000 mensuales de sus salarios brutos; mientras que el mínimo exento para trabajadores independientes aumentó en ¢94.000 de sus ganancias netas anuales.

En el caso de las empresas, el monto máximo de ganancias netas anuales para optar por tarifas reducidas (inferiores al 30% regular) se amplió en ¢2,7 millones. Pasó de ¢109 millones en el 2021 a ¢112 millones este año.

Este tipo de aumentos en los tramos resulta positivo para muchos contribuyentes, según explicó el socio director de la firma Grant Thornton, German Morales. “Las tarifas no se ven afectadas y no van a cambiar, pero la base imponible sí”, comentó.

El ajuste por inflación se ideó como una manera de reconocer a los contribuyentes la pérdida de valor adquisitivo con sus ganancias. Una inflación interanual 3,35% representa que, en promedio, los gastos que hace un año realizó una persona por ¢100.000 ahora le representarían unos ¢3.350 adicionales.

El ministro de Hacienda, Elian Villegas, señaló que para la Administración Tributaria los ajustes realizados este año, con mayores niveles de inflación, significan pérdidas para las arcas estatales. No obstante, añadió que es posible prever una especie de efecto compensatorio por las previsiones de mayor crecimiento económico y por efectos indirectos de la misma inflación en el precio de bienes y servicios.

Más allá de eso, Villegas subrayó que Costa Rica debería replantearse tarde o temprano su base mínima exenta de renta para asalariados y trabajadores independientes. Desde su punto de vista, el monto actual es “extremadamente alto” para los asalariados y “bajo” para los trabajadores independientes.

Esa discusión, señaló, es la que el Gobierno pretende que se dé con el proyecto de ley de Renta Global Dual (22.393), que actualmente se tramita en el Congreso y es parte de la agenda convenida con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Al igual que en el impuesto sobre la renta, los tramos también crecieron favorablemente para algunos contribuyentes en el impuesto solidario para el fortalecimiento de programas de vivienda, mejor conocido como el impuesto a las “casas de lujo”.

Los tramos exentos de ese gravamen crecieron 2,8% en promedio, en comparación con el 2021, lo cual implicó, por ejemplo, una subida de ¢4 millones en el valor mínimo libre de impuestos: pasó de ¢133 millones a ¢137 millones.

Los tramos de renta y de casas de lujo se deben actualizar anualmente. Para este 2022, los de renta crecieron 2,5%, por el crecimiento interanual de la inflación hasta octubre pasado; mientras que los del impuesto a las casas de lujo crecieron 2,8%, por la subida interanual hasta noviembre.

Impactos negativos

El efecto es contrario (negativo para los contribuyentes) en otros impuestos que existen sobre la producción o importación de algunos productos, cuyas tarifas están directamente ligadas al comportamiento de la inflación.

Uno de los principales ejemplos de este tipo es el impuesto único sobre los combustibles, que debe pagar la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y se actualiza cada tres meses en relación con la inflación.

La última actualización de este gravamen ocurrió en noviembre y fue un aumento del 0,7%, por la variación de índice de precios, entre junio y setiembre pasados.

El impuesto a los combustibles suele trasladarse a su precio final, pues Recope lo suma a su fórmula de cálculo. Según Recope, el gravamen actualmente representa poco más del 35% de la estructura por litro de gasolina súper y regular, y cerca de 25% en el caso del diésel.

El último aumento se sumó a otro que también había propiciado la inflación en agosto, del 0,8%. Aquel salto correspondió al crecimiento de la inflación entre marzo y mayo del 2021.

Otros impuestos con dinámicas similares son los que se cobran sobre la producción o internación de bebidas, alcohólicas y no alcohólicas.

Hacienda recién actualizó el impuesto sobre las bebidas envasadas sin contenido alcohólico y sobre los jabones de tocador; el cual se cobra por unidad de consumo a los fabricantes o importadores de dichos bienes.

Estos impuestos subieron un 1,95% a partir de enero, con base en el crecimiento de la inflación entre agosto y noviembre.

En el caso de los impuestos sobre la producción o importación de licores, el último aumento ocurrió en noviembre pasado. El alza, al igual que en el caso de los combustibles, fue de 0,7% trimestral.

Tanto el impuesto a las bebidas alcohólicas como el impuesto a los combustibles se deberán actualizar nuevamente, por inflación, a partir de febrero. Para esa revisión se utilizará el crecimiento inflacionario de entre octubre y diciembre pasados, previsiblemente mayor.

Como todos estos impuestos se cobran sobre la producción o importación de los bienes, su impacto sobre los precios finales depende de quienes realicen esos procesos. Estas personas o entidades son las que decidirán si trasladan o no dichos costos a sus consumidores.

En el caso de estos impuestos, la Administración Tributaria más bien se beneficia con los aumentos. En otras palabras, como crecen las tarifas, crece también la recaudación tributaria.

Sin embargo, el ministro Villegas recordó que se trata de impuestos sustancialmente menores que el de renta.

Hacienda estimó recaudar ¢2 billones por impuestos a las utilidades en el 2022; mientras que el impuesto a los combustibles dejaría solo una cuarta parte de ese monto y los otros todavía menos.

Inflación continuará

Las presiones inflacionarias persisten en el ámbito internacional. Además, la actual tendencia alcista en el tipo de cambio juega un efecto inflacionario adicional para Costa Rica. Según recogió el Banco Central en su comentario de la economía nacional de diciembre, es previsible que el fenómeno se mantenga por una buena parte del 2022.

“Con la información disponible a la fecha, los modelos de pronóstico del Banco Central sitúan la proyección central de la inflación general entre 3% y 4% al término del 2021 y en el primer semestre del 2022 (...) Hacia adelante, sugieren que la inflación se moderaría y se mantendría por debajo de la meta (3%)″, redactó el emisor.

“No obstante”, añadió, existen riesgos identificados. Entre ellos, mencionó “un traslado hacia el consumidor de las presiones observadas en los precios al productor de la manufactura y en los costos laborales”.