Así es como la educación dual está cambiando el futuro de 12 estudiantes

Jóvenes que cursan el programa de Mantenimiento Industrial en el INA, con prácticas formativas en Intel, cuentan su experiencia de las primeras clases en la multinacional

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La pasión de Josselin Espino, de 28 años, por las máquinas, la electrónica y el área industrial comenzó al ver a su papá trabajar en soldadura. Antes de llegar a su vocación, estudió secretariado bilingüe en el Colegio Técnico de Cartago. En solo un mes de trabajar como secretaria supo que ese no era su camino, lo suyo son las máquinas. Habló con su familia y cambió de carrera.

Con 21 años ingresó al Instituto Tecnológico de Costa Rica, a Ingeniería de Mantenimiento Industrial. Allí estudio tres años, pero no pudo continuar por falta de dinero. La joven de Oreamuno, en Cartago, no claudicó. “Ingresé a la página del INA (Instituto Nacional de Aprendizaje) para saber qué ofrecía y vi que en un mes abrían un curso de técnico en electricidad. Entré con la ventaja de no tener que pagar la carrera y además me dan ayuda económica”, dice.

Después de obtener el título de técnico eléctrico, obtuvo otro en electromecánica. Mientras lo cursaba, supo de la apertura del programa en Mantenimiento Industrial mediante educación dual entre el INA y la multinacional Intel. Josselin es una de las 12 personas elegidas, de todo el país, para recibir la preparación en el gigante de los microprocesadores.

“Llegué muy emocionada. Desde que ingresé (a la planta de Intel en Belén) me di cuenta que es una empresa con una mentalidad muy diferente a la cual se está acostumbrada. Ahí se fomenta el apoyo y la ayuda entre las personas. Nadie le dice a uno que no puedo, o no te voy a ayudar. Aquí (en el INA) vemos transiciones mecánicas, motores, acoples, cadenas; pero en Intel van más allá, con la automatización, sistemas programados, bandas pequeñas, sensores. Ellos buscaron de la manera más atenta calzar nuestro plan de estudio con lo que ellos tienen dentro de la empresa”, destaca Espino, quien es la única mujer entre el grupo de estudiantes.

En su primer mes en Intel, ella estuvo en el laboratorio encargado de hacer las pruebas de resistencia de los chips producidos en Costa Rica, con el fin de garantizar que son un producto adecuado. “El área de laboratorio fue lo mejor que me pudo pasar, si me dejan ahí yo feliz”, cuanta la joven quien no oculta su objetivo de obtener un empleo en la multinacional, una vez finalizada su preparación.

Abrir puertas

La meta de Josselin es alcanzable y no depende en su totalidad de la compañía estadounidense, sino del interés del propio estudiante en aprender. “Lo cierto es que si se convierte en una potencial fuente de talento para Intel (el programa de educación dual), todo dependerá de las condiciones tanto de los estudiantes como de la empresa en el momento determinado”, comentó Timothy Scott, director de Asuntos Gubernamentales de la multinacional en Costa Rica.

Scott destacó que la empresa está muy satisfecha con el nivel de formación de los jóvenes. Además, añadió que el programa busca convertir a Intel en una extensión del proceso de aprendizaje de los jóvenes para mejorar sus capacidades y empleabilidad.

En marzo pasado, los estudiantes trabajaron en el primer módulo del programa de Mantenimiento Industrial en la empresa, en específico en electromecánica. Está previsto que, durante las próximas semanas, efectúen otras labores en temas como control de motores, aire comprimido, transmisiones mecánicas, entre otros.

“Lo que los estudiantes hacen es realizar las labores que se especifican en el plan de estudio, pero en un ambiente laboral, en este caso de una empresa multinacional como Intel, siempre acompañados de las personas mentoras certificadas por el INA, que son colaboradores nuestros, además de una supervisión cercana del personal docente del INA”, explicó Scott.

Intel y el Instituto Nacional de Aprendizaje firmaron, en febrero pasado, el primer convenio bajo la nueva Ley de Formación Dual, la cual permite a jóvenes efectuar su formación técnica y académica y, a la vez, realizar trabajos en empresas.

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Para elegir a los 12 estudiantes del programa se hizo un análisis de los currículos de jóvenes de todo en país y, una de las condiciones esenciales de la multinacional, fue que tuvieran un nivel de inglés B1, es decir, un dominio intermedio.

Olman Bermúdez, profesor del programa de Mantenimiento Industrial en la entidad pública, contó que los seleccionados habían finalizado, como requisito el técnico eléctrico en el INA o un colegio técnico.

El docente destacó que ver a los estudiantes interactuar con los empleados de la compañía estadounidense y, conocer la maquinaria de una organización en funcionamiento, es de los mayores aprendizajes.

“Todos ellos tienen como característica el deseo de surgir, de ser alguien profesionalmente. Entonces, la formación técnica en el INA y la dual en electromecánica, les dará esa herramienta para poder laborar en la industria. No es fácil, pero ellos tienen una logística de profesionales, en el INA e Intel, que los apoya para que logren su proyecto de vida”, comentó Bermúdez.

Modificar visión

“El primer día nos dieron una explicación de cómo funcionan las máquinas. Uno entendía, pero no asimilaba el tamaño, los precios, la seguridad y la responsabilidad con la cual se trabaja ahí. Ellos tienen un concepto diferente a cualquier empresa, no es la visión y misión normal. Ponen como primordial a uno como persona. Entonces, si se daña alguna máquina o pasa algo, todo se deja. La seguridad es muy importante”, recuerda Dylan García, de 25 años, quien es oriundo de Zaragoza, en Palmares.

El joven recuerda que, el mentor designado por Intel, le enseñó todo lo relacionado a las máquinas con las cuales la multinacional produce los microprocesadores en Costa Rica.

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“A varios compañeros y a mí nos llamó la atención el modo como se trabaja ahí. La responsabilidad es muy alta y todo se debe hacer con sumo cuidado. Hay herramientas de sobra, se verifica siempre que sea la exacta, para no cometer ningún error, y se aprende a ser perfeccionista”, dijo el joven palmareño.

García comentó que, entre sus labores ese primer mes, efectuó mantenimientos de varias máquinas, incluso en una el trabajo se realizó durante 24 horas, y se efectuó entre varios equipos de profesionales.

“La máquina es tan grande que uno entra dentro de ella, se ve qué es lo que pasa y lo que hace cada una. Se cambian muchas piezas y se lubrican, lubricación se ve de manera exagerada. Esa fue la manera en que comprendí la máquina y, cuando ocurre un error, uno ya entiende lo que pasa”, explicó el estudiante.

Dylan destacó que la constancia en el estudio es lo más importante para quien quera participar en un proceso de formación dual. “Soy de Palmares y tuve que pasarme a vivir a Cartago para llevar los módulos. El INA me ayuda con el hospedaje y la comida. Entonces no se puede tener una excusa. Solo es poner de su parte, seguir adelante y sacar buenas notas”, recalcó.