‘Rosalind Innovations’, jóvenes emprendedores llevan la ciencia a las aulas

Proyecto desarrollado por tres biotecnólogos acerca la ciencia a las aulas y promueve la experimentación desde temprano

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Seis décadas después de fallecida, la científica británica Rosalind Franklin obtuvo como homenaje el nacimiento de un emprendimiento en Costa Rica, pero la coincidencia de años es mera casualidad. Tres jóvenes biotecnólogos instalaron en 2018 Rosalind Innovations, el objetivo es acercar a los jóvenes a la experimentación científica y para eso, se encargan de llevar los laboratorios a las aulas.

Sofía Miranda Durán, es la coordinadora general junto a Kevin Quesada Montero, coordinador educativo y Silver Ceballos Valenciano, coordinador de desarrollo, decidieron aportar fondos en partes iguales para echar a andar su proyecto que inició en sus días de estudiantes de Ingeniería en Biotecnología en el Tecnológico de Costa Rica (TEC).

Sobre la coincidencia de los 60 años de muerte de Franklin y el inicio del emprendimiento, Sofía se sorprende. El homenaje destaca la divulgación de los aportes de la científica británica a la Biología, particularmente en el análisis de la estructura del ADN.

A la fecha, el emprendimiento desarrolló 85 talleres de ciencia impartidos a 1.017 niños y jóvenes.

Sofía, vocera del emprendimiento, recuerda que el proyecto inició con la idea de difundir la ciencia, comunicación científica. Sin embargo, en la actualidad evolucionó a una empresa formal de educación. El proyecto inició con cuatro integrantes y continúan tres.

La idea era sacar la ciencia de la academia y acercarla a los jóvenes y niños para que experimenten desde temprano en laboratorios. Los primeros talleres los realizaron de la mano de una organización en La Carpio con un énfasis en la realización de experimentos más allá de los libros de texto.

Posteriormente participaron en el concurso Reto País, promovido por la incubadora de proyectos de impacto social ImpactHub y con esto lograron formalizar la iniciativa como una empresa con propósito social con el respaldo logrado mediante asistencia jurídica y mentorías.

El grupo meta son estudiantes que tienen dificultades para el acceso a talleres científicos en escuelas, colegios públicos y privados, fundaciones y organizaciones no gubernamentales. “Tenemos la misión de convertir aulas en laboratorios sin necesidad de instrumentación especial, solamente necesitamos que haya una pila cerca y listo”, señaló Sofía.

Sofía, de 28 años, indica que Rosalind Innovations es un emprendimiento que funciona de manera virtual, sin oficinas físicas, todas las gestiones se coordinan desde su sitio web y las redes sociales, mediante las cuales se contratan los cursos.

Los talleres

Los costos de los seis talleres a disposición varían según la cantidad de estudiantes y el curso impartido, los precios oscilan entre ¢20.000 y ¢59.400 por estudiante, en talleres que van de cuatro a ocho sesiones que oscilan entre hora y media y dos horas cada una, en grupos de 15 personas. Sofía indica que estos precios son de referencia y pueden ajustarse en cada caso.

Uno de los talleres, llamado Cazadores de microbios, incluye la experimentación con hormigas y se analizan los microbios y hongos que coexisten con este insecto. Otro de los cursos se concentra en el análisis biológicos a través de datos informáticos.

Adicionalmente hay cursos que desarrollan experimentos con plantas vegetales y reacciones químicas, explicó Sofía. Entre los equipos utilizados se incluye un microscopio de papel (foldscope), del que son distribuidores.

También imparten el programa educativo introductorio al emprendimiento e innovación donde desarrollan una idea de negocios de base tecnológica buscando desarrollar las habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

Los talleres incluyen todos los materiales y equipos a utilizar en la sesiones, generalmente de dos horas. Ciencia aplicada y genética, son otras prácticas que desarrollan.

Próxima meta: lanzar ‘kit’

La próxima meta de estos jóvenes es comercializar un kit científico que incluye artículos y materiales para la experimentación científica básica para ser utilizado en las sesiones. En este momento forma parte de los insumos que utilizan en los talleres que imparten.

Actualmente se encuentran en la etapa de desarrollo de las instrucciones y manuales a fin de que los usuarios lo utilicen sin necesidad de un tutor, para ello desarrollan pruebas pilotos. La idea es comercializarlo en librerías y jugueterías.

Durante los cinco años en funcionamiento han generado tres puestos de empleo, se trata de tutores que coordinan los talleres en ausencia de los socios quienes en paralelo desarrollan sus propias actividades laborales ligadas a su profesión.

A la consulta sobre las coordinaciones con el Ministerio de Educación Pública (MEP), Sofía responde que no han logrado contacto. “Lo hemos intentado pero creo que no hemos podido llegar al contacto adecuado en el MEP para poder extender esto que hacemos a nivel nacional pero nos encantaría es algo que hemos anhelado”.