Pronósticos al revés

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Las personas y las naciones, enfrentan problemas tan desafiantes, que la reacción natural, y contraproducente, es mirar en otra dirección.

No se puede erradicar la pobreza en un año. No se puede resolver la crisis de tránsito en la Gran Área Metropolitana (GAM) a corto plazo. No se podrá mejorar la calidad de la educación en un abrir y cerrar de ojos.

Ante problemas de esa magnitud, los pronósticos son abrumadores. Parecen ejercicios de observadores lúgubres. Mirar hacia delante, cuando se lo hace objetivamente, apunta a escenarios desconsoladores. Y cuando se lo piensa de manera desiderativa (wishful thinking) terminamos creyendo que esos problemas se resolverán sin intervención humana. Para eso se acuñó la frase “siga durmiendo de ese lado”.

Se habla hoy de pronósticos al revés (Backcast en vez de forecast).

En vez de decir cómo se van a agravar nuestros problemas, se señala lo que queremos lograr y se formula la pregunta de ¿Qué habría que hacer hoy para lograr eso que queremos lograr?

Por ejemplo, visualizamos un país donde los maestros tengan remuneraciones semejantes a las que tienen otros profesionales. Activos hasta los 70 años. Con espíritu de hortelanos y no de burócratas, es decir, todos viviendo como educadores y no simplemente emplanillados como educadores.

Vemos –así fue en el pasado en Costa Rica – a la sociedad orgullosa de sus maestros; a éstos orgullosos de su profesión; a los estudiantes respetuosos de ellos; a los estudiantes entusiasmados con lo que aprenden.

A las universidades desveladas por la calidad de sus carreras de formación de educadores. Y dedicándoles un presupuesto comparable al que dedicarán a otras carreras.

Vemos al Servicio Civil exigiendo requisitos de calidad a los maestros y profesores que contrata. Y operando un sistema de recertificación que cada tantos años, verifica que sigan teniendo las competencias deseadas.

Un acuerdo nacional que parta de esa situación deseada, requerirá que se señale el camino, empezando desde luego por los primeros pasos, los que hay que dar hoy, y sin los cuales jamás la alcanzaremos.