Productores de arándano enfrentan desafíos por exceso de cosecha

En Estados Unidos, esa industria se ha visto obligada a mercadear el producto, ligándolo a usos no tradicionales

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Mientras los estadounidenses guardan las sobras de la salsa de arándanos de las cenas festivas de estas fechas (y siempre hay salsa de arándanos sobrante), consideremos la situación de los cultivadores de arándanos de Wisconsin.

Ese estado, que cultiva más arándanos que cualquier otro, está inundado de la fruta. Dos años de cosechas récord han desplomado los precios y los productores están en una carrera desesperada por deshacerse de sus propios sobrantes.

Como hay almacenados millones de kilos en todo Estados Unidos, una sombra de preocupación se cierne sobre las arenosas ciénagas de los arándanos que dan sustento a casi 4.000 personas.

“Es uno de los abismos más profundos en que hemos estado”, afirmó Michael Gnewikow, quien administra la Wetherby Cranberry Co., de 80 hectáreas.

Esta temporada de fiestas no ofrece mucho alivio. Solo una quinta parte del suministro de arándanos de Estados Unidos se consume entre el Día de Acción de Gracias y Navidad.

Así, la industria de los arándanos está tratando de reproyectar su producto, al ligarlo a la tradición en formas no tradicionales, con la intención de extender el mercado más allá de la temporada estadounidense de festejos y fuera de las fronteras de Estados Unidos.

“Tenemos que pensar hacia fuera”, sostiene Scott Soares, exsecretario de Agricultura de Massachusetts, quien lidera el Comité de Mercadotecnia del Arándano de Estados Unidos, en Wareham, Massachusetts.

“La gente no piensa en ellos a menos que realmente estén frente a ellos, lo cual sucede cuando se hallan frente al plato de pavo y puré de papas”, dijo.

Solo el 3% de los arándanos cultivados en el norte de Estados Unidos se venden como bayas frescas y completas, las que son muy demandadas a fines del otoño y en el invierno.

El resto son deshidratados, convertidos en jugo, enlatados como salsa o utilizados en polvos farmacéuticos. Los arándanos deshidratados endulzados son un favorito en el pasillo del supermercado donde se ofrecen las boquitas para picar.

Exceso de cosecha. Sin embargo, hay demasiados arándanos. Wisconsin rompió un récord el otoño pasado, cuando cosechó 270 millones de kilos, más de 60% de la oferta nacional.

Aunque la cantidad descendió un poco este año, fue la segunda cosecha más grande desde que los cultivadores empezaron a producir arándanos comercialmente en ese estado, en la década de 1830.

En el 2008, quienes venden arándanos a las procesadoras obtuvieron $0,90 centavos por cada libra (454 gramos) del producto; este año, recibieron solo $0,12 centavos.

No es que más tierras hayan sido convertidas en ciénagas para arándanos. Los productores en Estados Unidos y Canadá han descubierto nuevas variedades y técnicas agrícolas para obtener más fruta de cada hectárea. “Todos han mejorado en el cultivo de las grandes cosechas”, dijo Ray J. Habelman, cuya compañía familiar es el mayor productor del país para el mercado de los arándanos frescos.

Con ese fin, la industria se ha embarcado en una agresiva campaña que se extiende desde el Capitolio hasta las sodas de escuelas públicas y tiendas de especialidades en China.

“En el largo plazo, realmente se trata de crear nuevos mercados”, dijo la senadora Tammy Baldwin, copresidenta del Grupo Congresal para los Arándanos.

Baldwin hace su parte distribuyendo bolsas de arándanos deshidratados en su oficina del Senado, las cuales –dice– son más fáciles de regalar que la cerveza, la salchicha alemana o el queso.

Como líder del grupo, ella también presiona al Departamento de Agricultura para que compre los arándanos excedentes, que luego son distribuidos a bancos de alimentos y otros programas de nutrición en forma de jugo, salsa o bayas deshidratadas.

El 24 de noviembre, el Departamento aceptó comprar $55 millones en arándanos.

En otro golpe de fortuna, los arándanos deshidratados y el jugo de esta fruta se unieron a la salsa de arándanos el verano pasado en la lista de los alimentos disponibles en las cocinas de escuelas públicas. El Comité de Mercadotecnia del Arándano ha empezado a alentar a las escuelas a mejorar los menús con recetas que incluyen la fruta deshidratada en las ensaladas y el jugo para la salsa de barbacoa.

Casi no hay nada que los comercializadores de arándanos no vayan a intentar. El grupo ha creado recetas para cantineros, con la esperanza de aprovechar la popularidad de los cocteles artesanales, y recientemente, consiguieron el derecho de marca sobre “la superfruta original de Estados Unidos”.

Esfuerzo diplomático. Pero los productores también se embarcaron en una ofensiva de diplomacia comercial seria, tratando de convencer a países como India, Corea del Sur y China de que vale la pena añadir arándanos a sus platillos.

Los productores de Wisconsin fueron anfitriones de compradores chinos en agosto, cuando les dieron a probar la tarta de bayas naturales y el vino de arándano. En octubre, periodistas chinos pasaron dos días en los campos de arándanos de Massachusetts, donde usaron botas de pescador y estuvieron de pie con agua hasta los muslos en ciénagas llenas de arándanos flotantes.

El año próximo, el Comité de Mercadotecnia tendrá casi $2 millones en fondos federales para convencer a otras naciones de comer las bayas, una de las tres frutas nativas de Norteamérica que se cultivan comercialmente (las otras dos son las uvas Concord y la mora azul).

No es un reto fácil. Pocos consumidores asiáticos cocinan con arándanos. Pero en China, hay interés en las propiedades de estas bayas para la salud. Se dice que los arándanos ayudan a las infecciones del tracto urinario y son altos en antioxidantes. Los chinos compraron unos 1,3 millones de kilos de arándanos en el 2013. Este año, compraron casi el doble, dijo Scott Soares.

Ha habido ciertos fracasos. En agosto, el Departamento de Agricultura de EE.UU. negó un permiso para que los productores destruyeran parte de la cosecha. El proceso, llamado control de volumen, habría reducido las ventas anuales de cada productor en 15% y subido los precios.

Al Departamento le inquietaba que la cooperación entre productores canadienses y estadounidenses violara las leyes antimonopolio.

Pero hay reductos de optimismo. Uno es Nodji Van Wychen, la matriarca de 66 años, de la compañía Wetherby, quien dio vida al festival del arándano local. Distribuye arándanos deshidratados a escolares que visitan su granja y los exhorta a hacer que sus padres compren más.

Creó la bandera estadounidense flotante más grande del mundo con arándanos en el 2004, y este año entró en una ciénaga de esa fruta con el ícono publicitario de Ronald McDonald para promover la avena con arándanos de McDonald’s. “Ya antes hemos estado en la montaña rusa”, dijo. “Todo esto solo es una oportunidad para ser más creativos”.