Multas convierten a Estados Unidos en gendarme de las multinacionales

Una ley de 1977 permite sancionar a compañías si cotizan en Wall Street

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Washington. AFP. Con sus multas de miles de millones de dólares, Estados Unidos se plantó como un intransigente gendarme de las multinacionales que operan dentro o fuera de su territorio, en contraste con la relativa inercia europea.

Gigantes bancarios, como el alemán Deutsche Bank y el suizo Credit, fueron la semana pasada alcanzados por el imperio de la “Lex Estadounidense”, por haber vendido créditos inmobiliarios “tóxicos” que desataron la crisis financiera entre el 2008 y el 2009.

El Deutsche Bank deberá pagar $7.200 millones, y su competidor suizo, $5.300 millones, para saldar demandas y evitar procesos en Estados Unidos.

El país estadounidense ya había tomado medidas similares contra potencias bancarias nacionales. JPMorgan Chase, Citigroup, Morgan Stanley y Bank of America pagaron en total $40.000 millones para resolver pleitos por sus operaciones con los préstamos tóxicos.

“Hay un cierto fundamentalismo de la ley en Estados Unidos. Cuando se viola la ley, la sanción cae”, dijo Nicolás Véron, experto de un centro europeo de estudios (Bruegel) y de uno estadounidense (Peterson Institute).

El Reino Unido impuso sanciones por la manipulación de la tasa Libor, pero medidas similares son raras en el resto de Europa. “No es tanto una diferencia en las reglas, sino en cómo son aplicadas. Es mucho más duro en Estados Unidos”, afirmó Véron.

El marco legal estadounidense le da a Washington la potestad de extender su brazo judicial fuera de sus fronteras.

La constructora brasileña Odebrecht, eje de un gigantesco sistema de corrupción en su país, fue obligada, la semana pasada, a retribuir $2.600 millones por su red internacional de sobornos, que además de Brasil, incluía a más de una decena de países.

La israelí Teva, número uno mundial en medicamentos genéricos, deberá pagar $519 millones por hechos de corrupción sin vínculo directo con Estados Unidos.

¿Por qué ocurre esto? Porque Estados Unidos tiene una ley de 1977 que le permite sancionar empresas cuando cotizan en Wall Street o cuando sus transacciones ilegales pasan por el circuito financiero estadounidense.

Esa extraterritorialidad, que no tiene equivalente en Europa, le da a Estados Unidos un papel de gendarme contra la corrupción mundial.

El escándalo de los motores trucados del gigante alemán Volkswagen (VW) mostró la fuerza del sistema judicial estadounidense y su capacidad de enfrentar a grandes corporaciones.

Para indemnizar a los dueños de los autos y reparar los daños al medio ambiente, VW deberá pagar más de $15.000 millones.