La historia de Los Paleteros: Cuando el éxito llega antes de lo esperado

La Churchilleta, una helado relleno con leche condensada y envuelta en leche en polvo, cautivó las redes sociales en el último mes

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San José

El éxito no los tomó por sorpresa, pero llegó mucho antes de lo que esperaban. Enrique Artiñano, Daniel Phillips y Edgar Berrocal todavía no son conscientes de lo que pasó, ni de cómo pasó. Lo cierto es que en tan solo ocho meses Los Paleteros y La Churchilleta acaparan las redes sociales.

La Churchilleta es uno de los seis helados que producen estos emprendedores, se trata de una paleta con sabor a granizado rellena de leche condensada y envuelta en leche en polvo. "Como un churchill del Puerto, pero más rico", aseguró Enrique Artiñano, uno de los propietarios de Los Paleteros.

Para lograr ese helado Daniel y Enrique tardaron casi tres meses probando diferentes fórmulas químicas que les permitieron llegar al punto, el sabor y la textura que querían en su helado.

"El relleno fue todo un tema. Yo quería que La Churchilleta estuviera rellena de leche en polvo, pero luego nos pareció mejor rellenarla de leche condensada y empanizarla en leche en polvo. Probamos 20 tipos diferentes de leche condensada hasta dar con la que quedó como queríamos", explicó Artiñano.

Los Paleteros abrieron sus cuentas en Facebook e Instagram apenas el 4 de marzo y ahí empezó todo.

LEA: Cinco claves del éxito y cinco retos en el caso de Los Paleteros, los padres de La Churchilleta

El "boom" de las paletas artesanales logró que acumularan casi 50.000 seguidores en Facebook en un mes, pero ese es el menor de los problemas. Estos emprendedores reciben a diario muchas llamadas de comercios, restaurantes y empresarios que quieren vender sus helados, una demanda que de momento no pueden cubrir.

De toda la historia, solo hay dos secretos: la receta y la producción mensual.

¿Cómo empezó todo?. Daniel, Enrique y Édgar son amigos "de toda la vida", hace años tenían la inquietud de empezar un negocio, algo que les permitiera ser dueños de su tiempo y de sus ganancias.

Una tarde de julio del 2015 Enrique llevó tres ideas de negocio para presentarlas a sus dos entrañables amigos. "Luego de hablar, Daniel creyó que la idea de hacer paletas artesanales era la mejor porque es un producto que no se estaba haciendo en el país", contó Enrique.

Para Daniel las paletas eran la mejor opción porque se prestaban para desarrollar un producto diferente, rico y "chiva".

Con sus ahorros compraron las primeras máquinas para hacer helados. Durante dos meses —después de sus trabajos— se reunieron en la sala de la casa de Daniel para mezclar, probar y desechar. Hasta que lograron el sabor que querían para La Churchilleta.

Luego del primer helado, vinieron las siguientes cinco recetas: Choco menta, Coco loco, Chocolate con dulce de leche, Banano nutella y Cookies and cream.

"Después de lograr la fórmula perfecta de La Churchilleta, las otras recetas fueron mucho más sencillas. Lo que queríamos era que cada helado fuera diferente en sabor y en la presentación", precisó Phillips.

Enrique Artiñano (izquierda) y Daniel Phillips (centro) empacan las paletas en la planta de producción ubicada en Santo Domingo de Heredia. (Fotografía: Manuel Avendaño).
Con las máquinas instaladas en la sala de la casa de Daniel y con las recetas listas, empezaron a tocar puertas para vender sus helados en sodas de empresas.

El primer nombre de la empresa no fue Los Paleteros. "Primero nos llamábamos Helados Bahía, pero como no pudimos patentarlo porque ya existía, en noviembre del año pasado nos registramos como Los Paleteros", aclaró Artiñano.

Con el nuevo nombre, Daniel diseñó el logo de la empresa y el concepto de las etiquetas para empacar los helados.

En diciembre del 2015, por cosas de la vida, lograron tener un puesto en una feria navideña que se realiza todos los años en el Centro de Eventos Pedregal. En la actividad conocieron a los dueños del restaurante Papata, en la Calle de La Amargura, se cayeron bien e hicieron negocios.

Papata fue el primer punto de venta de las paletas artesanales, poco a poco la voz se corrió entre los estudiantes universitarios y personas que frecuentan la zona. En menos de un mes la gente hacía fila para comprar una paleta, o bien, se anotaban en listas a la espera de que llegaran los helados.

Las paletas llegaron también a otros puntos de venta como la Soda Paco Alfaro en Heredia, Grocery Store en Ultra Park I y II y Café Miel en San José. Los únicos cuatro lugares donde se pueden comprar los helados de momento.

El fenómeno de las redes sociales. Los Paleteros no han gastado un solo colón en publicidad, pero tampoco necesitan hacerlo.

Apenas el 4 de marzo abrieron su cuenta de Facebook. De pronto las personas empezaron a comprar paletas y a publicar fotos con los helados.

Pronto la tendencia se convirtió en moda. Las personas empezaron a usar hashtags (etiquetas) como #Churchilleta y #LosPaleterosCostaRica para que la empresa se diera cuenta de quiénes compraban sus helados.

La cuenta de Instagram solo sirvió para alimentar el "boom" de las paletas. Actualmente las personas hacen filas fuera de los puntos de venta para comprar el helado, se anotan en listas a la espera de un pedido o se molestan con los vendedores cuando les dicen que no tienen producto.

Ni Daniel ni Enrique pueden explicar cómo lo lograron, no saben, no lo esperaban tan pronto y no lo esperaban de esta forma.

Los helados fueron tan exitosos como ellos soñaron, pero con le éxito llegaron los retos. Más tiempo, más dinero y más esfuerzos para producir los helados, porque la gente quiere probarlos.

El reto de crecer. Los Paleteros tienen su planta de producción en un local comercial ubicado en Bodegas del Sol, un kilómetro al este del cruce de La Valencia, en Heredia.

La fábrica tiene puertas de vidrio y ventanales, pero están cubiertas con cartón para que la gente no pueda ver el interior. Desde afuera solo se lee un pequeño rótulo rojo con letras blancas que dice: cerrado.

Daniel Phillips, uno de los propietarios, cuenta que si dejan la puerta abierta por un minuto la gente empieza a llegar a la planta a comprar helados. "A veces hacen fila afuera y tocan la puerta, se quedan más de una hora esperando a que les vendamos helados. No siempre podemos salir porque estamos haciendo las paletas o porque debemos cumplir con la entrega de nuestros pedidos".

La Churchilleta es el helado más famoso de Los Paleteros. Se trata de una paleta sabor a granizado, rellena de lecha condensada y envuelta en leche en polvo. (Fotografía: Manuel Avendaño).
Incluso mientras se hizo esta entrevista, una mujer tocó la puerta de la planta insistentemente para comprar una Churchilleta. Apenas se la vendieron, su acompañante sacó una cámara profesional y le tomó unas fotografías que iban directo a las redes sociales.

El reto de estos jóvenes empresarios es crecer, aumentar su producción, mejorar su distribución y llevar sus paletas en el menor tiempo posible a la mayor parte del territorio nacional.

La empresa se levantó con los ahorros de sus tres socios, sin embargo, ahora evalúan opciones para financiar su crecimiento.

En dos semanas recibirán nuevas máquinas que les permitirán aumentar su producción de paletas considerablemente, y con ello, llevar más helados a nuevos puntos de venta.

De hecho, Enrique Artiñano renunció a su trabajo para dedicarse de lleno a Los Paleteros. "La idea es hacer las mejores paletas del mundo y llevarlas a todo el país".

Antes de Los Paleteros los tres emprendedores tenían sus ocupaciones: Enrique Artiñano, administrador de empresas; Daniel Phillips, diseñador gráfico y emprendedor; y Édgar Berrocal, abogado.

Ahora los tres piensan levantar el negocio hasta el punto en que puedan trabajar de lleno en su propia empresa.