Ford dice adiós a su ‘héroe’ Alan Mulally y se prepara para una nueva era

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Toronto. EFE Ford se prepara para funcionar sin Alan Mulally, el antiguo ejecutivo de Boeing que llegó en 2006 para reestructurar la empresa en un momento crítico y que el 1 de julio abandonará la empresa como el salvador de la histórica marca.

Comentaristas y analistas están todos de acuerdo que el gran desafío de Mark Fields, su sucesor, es continuar el trabajo iniciado por Mulally. La propia compañía también entiende que lo que más temen los inversores es que la salida de Mulally signifique un cambio en la forma en que Ford ha funcionado en los últimos ocho años.

Por ello, Fields, de 53 años de edad, se ha esforzado en dejar claro que no tiene intención de cambiar el rumbo de la compañía.

“Nuestra prioridad es acelerar el ritmo, seguir concentrados en la ejecución y mantener las espitas de productos totalmente llenas. Es una historia de continuidad” , dijo.

Fields se hace cargo de una empresa saneada que en 2013 ganó $7.200 millones, pero tendrá que encarar al menos cuatro grandes problemas: finalizar la reestructuración en Europa, buscar soluciones para la deficitaria Suramérica, acelerar su presencia en China y revitalizar Lincoln, la marca de lujo de Ford.

Fields también tiene otro desafío más personal: mantener una estrecha relación con Bill Ford, el bisnieto del fundador de la compañía y presidente ejecutivo de la firma.

Cuando Mulally llegó procedente de Boeing, Ford había perdido $12.600 millones y se enfrentaba a un futuro incierto.

Mulally forzó a la empresa a ser realista y disciplinada. Lo primero que hizo fue desprenderse de las preciadas pero costosas marcas de lujo europeas (Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo).

También fue quien tomó la decisión de eliminar la histórica y deficitaria marca Mercury y, finalmente, acumuló $23.000 millones en créditos para financiar la masiva reestructuración de Ford. Todo ello anticipando el gran colapso de los sectores financieros y del automóvil de 2008-2009.

Cuando la gran crisis llegó, Ford había empezado a sanear la casa y tenía las arcas repletas de liquidez lo que le permitió capear el temporal financiero y le salvó de tener que pedir ayuda al Gobierno.

El resultado de la apuesta de Bill Ford es que desde que llegó Mulally, la empresa ha ganado $43.000 millones y ha arrebatado a Toyota el título de segundo fabricante en ventas en Estados Unidos.