Álvaro Cedeño:Presupuesto de tiempo

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Elaboro en torno a una idea publicada por Fast Company. El año tiene casi 9.000 horas, de las cuales la mitad la gastamos en sueño, comidas, higiene. De las que quedan, alrededor de 2.000 las dedicamos a nuestro compromiso laboral. Y quedan unas 2.000 que se nos van en transporte, descanso, diversión, intercambios sociales.

Al final del año, habremos gastado todas esas horas. La pregunta interesante es con cuánta eficacia lo haremos. No hay forma de ahorrar tiempo como se ahorra agua o gasolina. El grifo del tiempo está siempre abierto y no podemos evitar que se nos vaya a la velocidad que sabemos se nos va.

Imaginemos qué es lo que queremos haber logrado al final de este año, en cuanto a logros en el trabajo, aprendizajes, salud, relaciones interpersonales, espiritualidad, aportes a la comunidad. Lo que vale la pena no es solo la promoción en el puesto, o la cuenta corriente, sino la felicidad y el desarrollo personal. Escriba una lista de esos logros del año, pero escríbalo como si ya los hubiera alcanzado. Ejemplo: rebajé 5 kg o aprendí 10 canciones en inglés. Esto hace una diferencia con respecto a qué bonito sería, muy diferente de me comprometo a alcanzar.

Buscar la eficiencia a ultranza puede ser contraproducente: la diversión, el estudio, tienen influencia en la productividad. No hay música sin pausa. Dese tiempo para mirar el panorama completo. La pausa y el silencio pueden ser fecundos.

Decida cuántas horas va a asignar durante el año a alcanzar cada uno de esos logros. Si está dedicando poco tiempo a la vida familiar, tendrá que quitarle horas a los amigos y asignar horas a paseos durante el verano, o a apoyar a sus hijos con las tareas cuando se reanude el curso lectivo. Eso producirá una lista de logros y el presupuesto de horas que dedicará durante el año a cada uno.

Luego tome el presupuesto de horas de cada logro y distribuya en su agenda esas horas a lo largo de los meses que piense le va a tomar alcanzarlos. Luego empéñese día a día en serle fiel a esa agenda. Ah, y no se haga préstamos a sí mismo. No se vale por ejemplo decir, esta semana me voy al estadio y la semana entrante acompaño a mi pareja al teatro.