Joyerías locales golpeadas por alza en precio de la onza de oro

Venta de joyas con el metal precioso cayó en un 50% en algunos locales

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El incremento de $275 en el precio de la onza de oro que se cotiza en la bolsa de Nueva York, en el último año, ha golpeado fuertemente a varias joyerías de nuestro país, que reportan caídas en sus ventas de hasta el 50%.

El impacto para los negocios también ha repercutido a la hora de comprar el artículo terminado, o cuando se compra el oro como materia prima para la elaboración de las joyas.

Además, el golpe también lo han resentido los clientes, quienes ahora pagan hasta el doble por unos anillos, una cadena, un dije o unos aretes de oro de 10, 14 o 18 kilates.

Esto ha motivado a buena parte de esa clientela a reducir sus compras de joyería en oro y “migrar” hacia artículos de plata y otras aleaciones.

En el 2006, la onza de oro se cotizaba en poco más de $600. Para finales del 2009 se acercó a los $1.100 y, actualmente, ronda los $1.400.

Experiencias. Este incremento sostenido en los últimos años ha impactado en negocios como Joyería D.Cavallini, en Multiplaza del Este, en Curridabat; Joyería Americana, en Plaza Mayor, en Rohrmoser, y Joyería Éricka, en el Mall San Pedro de Montes de Oca.

Otros puntos de venta golpeados son Joyería Karina, en Pérez Zeledón; Joyería Jiménez, en Palmares, y Joyería Blue White, en Cartago centro.

Gilberth Cavallini contó que las ventas de joyería en oro han bajado “casi un 50%” y el precio que pagan por el material se ha duplicado, y hasta triplicado.

Ejemplificó que un gramo de oro trabajado cuesta ahora entre ¢15.000 y ¢20.000, cuando hace un año costaba entre ¢12.000 y ¢13.000.

Con él coincidieron Luis Jiménez, de Joyería Jiménez, y Esteban Darnitfyne, de Joyería Karina, quienes han sentido un bajonazo en la venta de prendas en oro.

“Una cadena de 7 gramos costaba unos ¢91.000 y ahora anda por los ¢126.000”, detalló Jiménez.

En la Joyería Éricka, Jon Byron Vega contó que un anillo de matrimonio de 10 kilates y 4 gramos cuesta allí ¢200.000, cuando el año pasado costaba cerca de ¢100.000.

Jimmy Goldgewicht, de Joyería Americana, aseguró que su representada mantiene la cantidad de clientes, pero ahora compran “oro con cosas más livianas”. “Yo en estos momentos me descapitalizo: llevo más plata y compro la mitad”, argumentó el empresario.

Golpe adicional. Goldgewicht enfatizó en que, además del alza en el precio del oro, otro factor que los afecta es lo que llamó “competencia desleal”.

“Los que más daño nos hacen a quienes estamos en el negocio son los que importan por debajo, porque hay mucha gente que vende al mismo precio nuestro, pero no paga impuestos, alquiler, planillas y seguros”, agregó.

Para paliar el golpe por el incremento en la onza de oro en el mercado internacional, varios de los consultados aseguraron que venden y arreglan relojes de marca, placas y lapiceros finos.

Colaboraron los corresponsales Fernando Gutiérrez (Cartago) y Susy Montero (Palmares).