Hoy hace 50 años: Competencia internacional de pesca atraía turismo a Barra del Colorado

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Texto original publicado por La Nación el 2 de diciembre de 1971.

Los nacionales lo descubrieron hace bastante tiempo. Además de la placidez de las aguas de los caños, del espectáculo atronador de las barras y el oleaje a todo lo largo de la costa, del contraste selva-agua-cocales y pueblo tranquilo y como a la espera, hay algo más de mucha importancia si uno es aficionado a esa clase de emociones: la pesca.

En la Barra del Colorado abundan las especies más apetecidas por los hombres de caña y anzuelo. Sobre todo, hay sábalos de todos los tamaños, y es cosa sabida del entendido que este es el pez más peleador. Tantos sábalos hay por los contornos de la Barra, que desde hace muchos años se celebra en este lugar un torneo que ya es famoso dentro y fuera del país.

Lo que Carlos Barrantes, Francisco Sotela y otros aficionados a la pesca descubrieron, la están descubriendo ahora norteamericanos y extranjeros en general, gracias a Mar Fishing Club. El torneo en cuestión, que tiene su fecha señalada por los días de la Semana Santa, sigue cada vez con mayor interés. Para esa época centenares de personas se desplazan a la Barra para participar en las emocionantes competencias.

A veces el campo en los “hoteles” escasea y hasta las camas del Resguardo, hoy Guardia Rural, las ocupan los hombre de tierra adentro. Pero esto, que en un principio era poco incómodo, abrió los ojos a muchos. Y claro, manos a la obra, porque si el gobierno de la República jamás se ha preocupado por La Barra (ni siquiera hay cañería en el pueblo), pues el turismo representa, bien administrado, una entrada de dinero muy importante para todos los barreños.

En otras noticias:

Angustiosa odisea vive la mujer a quien se le extravió el marido

Flor de María Navarro, de 31 años de edad, delgada, enferma y jadeante, llegó a La Nación. Cargaba a dos niños, una dormida en brazos y el otro de su mano derecha. La historia de Flor es dolorosa y singular: se le perdió su esposo en esta capital. Ninguno de los dos conoce San José y andan desesperados buscándose. Ella está padeciendo hambre junto con los hijos de ambos.

Navarro dijo: “El lunes 22 de noviembre salimos mi esposo y yo del pueblecito de San Isidro de El General, donde vivíamos. Nos estábamos muriendo de hambre. No había trabajo allá. Alguien nos dijo que aquí en San José tal vez podríamos pasarla mejor. Además, se acerca la Navidad. Además, se acerca la Navidad. Llegamos aquí y nos hospedamos en casa de un pariente que vive en Tibás.

“Mi marido, Raimundo Fernández, salió al día siguiente en busca de trabajo y se perdió. No he podido encontrarlo. Sé que me busca. Tuve que pedir ayuda porque la familia que nos alojaba ya no pudo hacerlo más. La guardia civil, por medio de lo que llaman brigada de protección infantil, nos está ayudando. Pero esto no puede seguir así, estoy enferma, con anemia. No sabemos qué hacer”, concluyó.

En Cuba hay una escuela para asaltantes de aviones

El matutino tabloide “Daily News” comentó ayer editorialmente los asaltos a aviones señalando que un experto en la materia dijo que en Cuba hay una escuela para enseñar cómo hacerlo. “El más reciente caso de piratería aérea hasta ahora fue el ocurrido en el último fin de semana a un avión de pasajeros de la TWA desviado a Cuba por tres hombres buscados por el asesinato de un policía”, dice el comentario.

“La respuesta a ese problema podría encontrarse en la acusación hecha el lunes en Londres por el experto británico en aviación John Masefield, quien dijo que Cuba roja ha estado operando desde 1966 una escuela para asaltantes de aviones, la cual es culpable de muchos de esos delitos.

“¿Qué tal sería si las Naciones Unidas hicieran algo útil examinando decididamente la acusación Masefield? y ¿qué pasaría si Washington hiciera toda la presión posible sobre el régimen empapado de sangre de (el primer ministro cubano Fidel) Castro para que se devuelva a estos tres piratas aéreos a este país a fin de someterlos a proceso?”, concluye la publicación.