Tributación corre el riesgo de ‘desanimar’ a los grandes contribuyentes

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Los costarricenses vemos con gran desánimo las actitudes altamente contradictorias que están tomando la Dirección General de Tributación, así como la incoherencia en la ejecución de una cantidad de pendientes; acciones que aumentan la inseguridad jurídica de los contribuyentes de cara a un año nuevo fiscal.

Debemos hacer un vehemente llamado de atención por parte del sector privado productivo a la Administración, respecto de las reales consecuencias que tendrá el aumento desmedido de presión sobre los hombros de los mismos contribuyentes, dejando ya –de manera inexplicable– la cancha de los omisos que hacen riqueza al margen de la ley; la gastan y promueven las consecuentes presiones sobre los sectores formales.

Al sector informal le importa poco que exista un AMPO, cuya fecha de entrada en vigor para los Grandes Contribuyentes es incierta. No necesariamente son estos últimos los grandes generadores de riqueza, pues si incluimos a los omisos, las cifras podrían de manera transparente sorprendernos. Tampoco les preocupa la carga de cambios y acciones de casi imposible cumplimiento que aplica también para los Grandes Contribuyentes en el mes de enero, tales como contar con medios informáticos para generar sus libros de compras y ventas más allá de lo imaginable como si fueran simples despensas.

No sólo los Grandes Contribuyentes enfrentan estas cargas, además pueden observarse proyectos para casi eliminar el régimen simplificado. Si bien es cierto hay abusos, no es matándolo la solución, sino poniendo a los funcionarios de fiscalización a hacer lo propio para eliminar esos abusos.

También tenemos una producción cuasi prolija de proyectos de resoluciones como las tenencias de las acciones de las sociedades mercantiles, hasta cambios reglamentarios del impuesto sobre la renta para eliminar el método de valoración UEPS.

Sin embargo, es elocuente la falta de ejecutividad de la Dirección, es decir, al menos provocar certidumbre jurídica a los contribuyentes.

Las señales del sistema no son solamente equívocas, sino que son inductivas al incumplimiento. A los evasores no les afecta ninguno de estos temas en sus decisiones de negocios, que son una pequeña muestra de los que siguen siendo simplemente proyectos. ¡Cuidado! Mandar esta batería de señales mata el estímulo a la economía formal, genera un paraíso para los evasores, de quienes ni se conocen sus nombres, pero está matando la riqueza. Si los generadores de esa riqueza se desaniman, las consecuencias para la economía costarricense pueden ser peores que el ya desastroso déficit fiscal.