Reserva Federal inicia reunión para analizar política monetaria en EE. UU.

Debilidad de los últimos indicadores económicos alimenta la hipótesis de que la esperada alza en las tasas de interés será aplazada hasta finales de año

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Washington.

La Reserva Federal (FED) de Estados Unidos dio comienzo este martes 16 de junio a su reunión de dos días para analizar la política monetaria, con la atención puesta en posibles señales sobre la fecha del alza de tasas de interés de referencia y la incertidumbre sobre un posible retraso del ajuste monetario hasta 2016.

El tradicional inicio del encuentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por su sigla en inglés) de la FED, órgano que dirige la política monetaria en EE. UU., se produjo en la sede del banco central en Washington con los mercados en estado de creciente expectación.

La debilidad de los últimos indicadores económicos, especialmente en lo referente al primer trimestre del año que se contrajo un 0,7%, según el segundo cálculo divulgado por el Gobierno estadounidense, alimentó la hipótesis de que la esperada alza sea aplazada hasta finales de año.

La FED mantiene los tipos de interés en niveles excepcionalmente bajos, de entre el 0% y el 0,25%, desde finales del 2008 dentro de su estrategia de estímulo monetario tras la aguda crisis financiera, pero habían anunciado su intención de aprobar el inicio del ajuste a lo largo de este año.

En esta ocasión, la reunión del banco central lleva asociada a la habitual divulgación del comunicado de política monetaria, la presentación de las nuevas previsiones económicas para EE. UU. y el evento estrella de la jornada, la rueda de prensa de la presidenta del organismo Janet Yellen.

Obviamente, ante esta expectación, las palabras de Yellen serán analizadas con precisión quirúrgica.

Hasta hace apenas unos meses, el consenso en los mercados era que el alza de tipos, el primero en EE. UU. desde el 2006, se produciría en la segunda mitad del año, después del sólido crecimiento económico registrado en el 2014 y la progresiva reducción en la tasa de desempleo, en mínimos no vistos desde el estallido de la crisis.

Sin embargo, los recientes datos económicos han comenzado a ofrecer señales mixtas sobre la firmeza de la recuperación, a lo que se ha sumado la apreciación del dólar y la debilidad registrada en la economía global, que ha tenido efectos negativos en la demanda externa.

Además, los bajos precios del petróleo que se esperaba fuesen utilizados por los consumidores para aumentar su gasto, parece haber tenido mayores consecuencias en el sector energético de EE. UU., donde ha frenado de manera notable los proyectos de inversión y las contrataciones.

Por si fuera poco, y en las últimas semanas, varios gobernadores de la FED han expresado sus cautela sobre el rumbo de la economía, lo que apunta a una más que posible prudencia por parte del organismo antes de iniciar el proceso de encarecimiento del dinero.

Uno de ellos, Daniel Tarullo, quien cuenta con derecho a voto en la FOMC, advirtió de que la economía estadounidense ha perdido impulso en el segundo trimestre; mientras otro de los gobernadores, Lael Brainard, también defendió que la debilidad económica podría ser menos transitoria de lo previamente anticipado.

Al debate se unió de manera sorpresiva el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya directora gerente, Christine Lagarde, afirmó en la revisión anual de la economía estadounidense que la esperada subida de las tasas sería más apropiada en la primera mitad de 2016.