Los fideicomisos de obra pública se relanzan en una coyuntura económica que complicarían su utilización en el país.
Por un lado, hay una presión para el aumento de las tasas de interés en colones y dólares. Asimismo, el alto déficit fiscal del Gobierno limita su aplicación, según especialistas consultados por La Nación .
“Esos proyectos de inversión van a competir por fondos en el mercado local, en un momento en que las necesidades del financiamiento del Gobierno son inmensas y crecientes y cuando la disponibilidad de fondos del exterior va en descenso”, aseguró Andrés Volio, especialista en finanzas.
Para José Luis Arce, presidente del Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif), estos instrumentos pueden generar contingencias fiscales futuras, y eso debe tomarse en cuenta si las finanzas públicas no mejoran.
“Cada patrocinador público o privado deberá, en la estructuración, dejar claro los riesgos. Los reguladores y supervisores lo que queremos es que los inversionistas sean capaces de analizar en detalle cada caso y decidir si participan o no”, afirmó Arce.
En criterio de José Francisco Pacheco, viceministro de Hacienda, si el Gobierno utiliza los fideicomisos, de manera ordena y planificada, no tendría por qué significar una presión en tasas ni en las finanzas públicas.
“Los Gobiernos, independientemente de la coyuntura, deben estructurar proyectos de inversión para satisfacer las necesidades del país”, afirmó Pacheco.
Añadió que el Poder Ejecutivo siempre debe tener autorización de la Asamblea Legislativa para crear un fideicomiso de obra pública. En el caso de las instituciones descentralizadas y autónomas, los fideicomisos de obra pública deben contar con el refrendo de la Contraloría General de la República.