94% de repartidores de plataformas laboran en condiciones precarias, según estudio de la UNA

Una encuesta de la Universidad Nacional entre trabajadores de la GAM, encontró que el salario promedio de los repartidores es de ¢386.488, y en la mayoría de esos casos más de tres personas dependen de esos ingresos

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El 94% de los repartidores de plataformas digitales en Costa Rica enfrentan condiciones laborales consideradas como precarias, según una encuesta realizada por la Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

Los resultados de la Encuesta a Personas Repartidoras de la Gran Área Metropolitana indican que este grupo de trabajadores se encuentra sometido a ingresos bajos, menores a dos salarios mínimos, los cuales se complementan con condiciones de vulnerabilidad como inseguridad laboral y largas jornadas, entre otras.

El estudio también reconoce que miles de personas obtienen ingresos de la actividad, sea como fuente principal o de forma complementaria.

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La economista de la UNA y coordinadora del proyecto, María Leonela Artavia Jiménez, explicó a La Nación que la precariedad laboral se evalúa considerando seis dimensiones: ingresos, protección social, jornadas, seguridad laboral, vulnerabilidad y empoderamiento. Si hay malos rendimientos en cualquiera de estos aspectos, se puede afirmar que las condiciones laborales son precarias.

La encuesta elaborada por la UNA tiene un nivel de confianza del 95% y un margen de error del 5%. Se entrevistó a 375 repartidores de la GAM de un universo estimado de la población de 15.407 trabajadores. Del total de consultados, 151 son de San José, 95 de Alajuela, 84 de Heredia y 44 de Cartago, con el fin de replicar la representatividad de la cantidad de repartidores por provincia.

Entre lo hallazgos se encuentra que el 94% de los repartidores gana menos de dos salarios mínimos, establecido en ¢352.164,91, con un ingreso promedio mensual de ¢386.488,7, apenas por encima del salario mínimo.

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Específicamente, el 40% de estos colaboradores gana menos de ese salario mínimo, con un ingreso promedio de ¢260.000 al mes. Pero además de los bajos salarios, la encuesta revela otras condiciones desfavorables como que el 68% de los repartidores carece de seguro por ese trabajo, y 78% no cotiza para una pensión.

Según la encuesta, este panorama afecta no solo a los repartidores, sino también a quienes dependen de sus ingresos, pues entre quienes no están asegurados, el 94% tiene personas a su cargo: el 15% posee una persona dependiente, el 25% dos, y la mayoría, el 55%, tres o más.

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Esta situación ocurre en un esquema donde los colaboradores trabajan bajo el supuesto de ser sus propios jefes y de flexibilidad en el horario, según la UNA, que añade que los bajos ingresos no responden a las jornadas extensas.

Solo el 5% del total de encuestados gana de dos a tres salarios mínimos, y para obtener ese nivel de ingresos, 4% del total debe laborar 60 o más horas semanales.

Leonela Artavia destaca que estas largas jornadas aumentan el riesgo de fatiga al conducir, incrementando la probabilidad de accidentes de tránsito. Además, el estudio revela que 25% no toma ningún día libre a la semana, y el 62% dedica solo un día.

El departamento de prensa del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) explicó que la información del estudio fue de conocimiento de la cartera hasta este miércoles, por lo que están haciendo el análisis de la información, así como de los antecedentes que puede tener el Ministerio.

La entidad no respondió si existe o no una relación laboral entre los repartidores y las plataformas. “En cuanto hayamos hecho el análisis podremos tener una posición más concreta sobre el alcance de los hallazgos y las iniciativas para mejorar los aspectos que requieran algún ajuste pensando en las mejores condiciones para las personas trabajadoras”, señaló el MTSS.

¿Socios o relación laboral?

El análisis de la UNA revela que la actividad representa una fuente de empleo para miles de personas, o bien, una estrategia para complementar sus ingresos. El 47% de los repartidores estaban desempleados o fuera de la fuerza laboral antes de dedicarse a repartir en plataformas digitales.

Sin embargo, el estudio señala una “ambigüedad en los contratos laborales”, lo que deja a los repartidores en una zona laboral gris.Esto debido a que las plataformas consideran a los socios repartidores como terceros que de manera independiente proveen a los usuarios de las aplicaciones los servicios de entrega.

Uber explicó La Nación que la plataforma Uber Eats está a disposición para que los “socios repartidores” que así lo desean y de forma independiente, puedan generar ganancias adicionales. Por esto, utilizan la aplicación en calidad de prestadores de servicios independientes.

“Utilizan la app de Uber Eats en calidad de prestadores de servicios independientes, bajo las disposiciones del Código de Comercio, y por ello pueden conectarse a la plataforma cuándo, cómo y dónde lo deseen, sin turnos, zonas, ni requisitos de exclusividad establecidos, prestando su servicio a los usuarios de la app”, respondieron por correo electrónico.

La empresa también destacó que cuenta con una funcionalidad de prevención de fatiga donde se notifica al repartidor de sus tiempos realizando entregas, y que todas estas cuentan con una póliza de seguros.

En la investigación de la UNA también se afirma que los repartidores pueden enfrentar algún tipo de exclusión de las plataformas sin previo aviso, o penalizaciones que reducen sus ingresos o sus tiempos para atender pedidos.

En la presentación de los datos, los investigadores compartieron el caso de un repartidor bloqueado de la plataforma tras un accidente, que fue incapaz de notificar a la aplicación sobre su imposibilidad para completar el pedido.

La Nación también envió consultas por correo electrónico a Rappi y Didi por medio de sus agencias de relaciones públicas sobre las condiciones de la responsabilidad laboral entre las plataformas y los colaboradores y sus reacciones al informe. Se está a la espera de respuestas.