El decomiso de licores y cigarrillos de contrabando marcó un récord histórico durante el último año, según los datos de la Policía de Control Fiscal (PCF) del Ministerio de Hacienda.
La información estadística muestra que en cigarros las autoridades se incautaronde 21,8 millones de unidades en el 2013, nueve veces más que en el año previo. El auge continúa en 2014, pues en los primeros dos meses ya se decomisaron 14 millones de unidades.
En el caso de las bebidas alcohólicas, las autoridades fiscales confiscaron 260.000 litros, el año pasado. Esto significó un incremento del 64% frente al 2012.
Luis Alonso Bonilla, director de la PCF, dice que el producto ilegal entra al país, principalmente, por la zona sur y los muelles de Limón y de Caldera, en Puntarenas.
En Costa Rica, el 14,3% de la población adulta es fumadora, según la Caja Costarricense de Seguro Social. Mientras que el 45% de los costarricenses consume bebidas alcohólicas, según una encuesta publicada en agosto anterior por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la organización Educ Alcohol.
Factores en juego. El director de la PCF atribuyó el incremento de la incautación de producto ilegal a una mejora en el trabajo de inteligencia contra el contrabando.
Sin embargo, representantes de empresas dedicadas a la fabricación, importación y venta de cigarros y bebidas alcohólicas, ligaron el alza de los decomisos a un incremento tributario a partir del 2012.
“Ante mayores impuestos para un producto legal (...), surge un comercio ilícito que no compite en igualdad de condiciones y expende un producto de menor precio y de menor calidad”, dijo Franklin Murillo, gerente país de British American Tobacco.
Por su parte, Bonilla asegura que no tiene elementos para hacer una correlación entre el aumento de la carga tributaria y la mayor incautación de mercancía ilegal.
No obstante, existen estudios internacionales donde se afirma que la mayor carga tributaria sobre un producto de consumo, genera el aumento de su contrabando..
Max Soto, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), de la UCR, explicó que en teoría económica encarecer el precio de un bien, tiene un efecto en el tráfico ilícito.
En materia fiscal, el año pasado la recaudación tributaria de bebidas alcohólicas bajó un 1,2%. En el caso de los cigarros, el fisco sí percibió más recursos.
Por otro lado, en el 2012, se elevó el valor mínimo para que las autoridades judiciales persigan, por la vía penal, un contrabando. El monto para determinar el delito del tráfico ilegal de bienes pasó de $5.000 a $50.000, según la Ley de Fortalecimiento de la Gestión Tributaria.
“Esa legislación definitivamente ha afectado, pues se da una percepción de bajo riesgo e impunidad entre quienes se dedican al contrabando. Además, el pago de la multa es un riesgo que asumen dentro de su operación”, dijo Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativa de Florida Ice & Farm.
Estados Unidos. Un estudio sobre cargas impositivas a los cigarrillos en EE. UU. determinó que las diferencias de impuestos conducen a cambios en las ventas legales, lo que implica un alto grado de contrabando. Teniendo en cuenta los aumentos de tributos y las diferencias impositivas tan significativas entre estados, en este país, la actividad del contrabando crece en los mercados.
Sudáfrica. El país africano estableció, a partir del año 2000, tributos más altos a los cigarros y hubo una reducción en el consumo. Pero también se desarrolló una actividad de contrabando que constituye entre el 40% y el 50% del total del mercado.
Costa Rica. Los contrabandistas acaparan 22% del mercado nacional de licores, cifra muy superior al promedio latinoamericano, que alcanza el 8% según estima Euromonitor International. La firma aplicó la metodología de medir el consumo total, restar el volumen aportado por empresas legales y definir el residual.
FUENTES: Euromonitor, College of Charleston y Universidad de Stellenbosch.