Cómo dar eficacia al voto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Un voto tiene que ser válido y significativo. Es válido cuando está correctamente emitido. Es significativo cuando afecta la elección.

Lo que esperamos del voto es que tenga sentido; que no sea un cheque en blanco; que logre influir en la lista de nombres que resultan electos y en las acciones futuras de los elegidos.

Entre el ciudadano que emite el voto y la acción gubernamental de los elegidos, se necesita un intermediario que garantice la eficacia del voto; esto es, que influya en la acción gubernamental.

Los partidos políticos no son tales intermediarios. El ciudadano no tiene posibilidad de influir en el partido ni de pedirle cuentas.

Un camino para hacer más eficaz el voto ciudadano es el referendum : se consulta a los electores sobre asuntos claros y distintos; los electores votan, y la decisión mayoritaria es vinculante.

Otro camino es que la legislación electoral obligue a los partidos al cumplimiento de los programas que difundieron durante la campaña.

Veamos esta analogía: muchas personas depositan pequeños ahorros en una cuenta bancaria y ganan un interés. Otras pocas personas invierten ahorros importantes en acciones de una empresa y disfrutan de las ganancias y el crecimiento de esa empresa.

La tercera vía en este caso es el fondo de inversión: muchos compran pequeñas participaciones en un fondo, el cual, con la masa total acumulada, hace inversiones importantes en acciones de empresas.

Imaginemos la versión electoral: cada votante se afilia temporalmente a un núcleo cívico, formado por dos, tres, diez personas que se tengan confianza y que compartan ideas sobre el país y sobre la acción gubernamental que requiere.

Ese núcleo es el representante del voto individual de sus componentes.

Surgen asociaciones de núcleos. Esas asociaciones representarían cantidades importantes de votantes y serían entonces interlocutores respetables para los partidos.

Ante el partido, el ciudadano a tiene un poder infinitesimalmente bajo; pero, a través de la asociación, su poder crece. Todo esto debe ser mediado por la eficiencia de las tecnologías de info-comunicación.

¿O queremos seguir emitiendo votos ineficaces?