Calle tiene presencia fuerte de negocios de ascendencia oriental

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Buena parte de los negocios que se ubican a lo largo de la calle 9, más conocida como paseo de los Estudiantes y que se convertirá en un bulevar, pertenecen o están bajo administración de costarricenses de ascendencia oriental o ciudadanos provenientes del gigante asiático.

Lo anterior se reflejó en un estudio realizado en el 2010 por la Sección de Información Catastral y Geográfica de la Municipalidad de San José, cuya coordinación estuvo en manos de Luis Guillermo Freer. Este periódico tiene copia del trabajo.

En ocho cuadras que conforman la calle hay identificados poco más de 60 negocios, entre los cuales destacan sodas, restaurantes, bazares, panaderías, supermercados, tiendas y pequeños hoteles y pensiones.

Hallazgos. El estudio encontró que, por ejemplo, en la acera oeste de esta calle hay alrededor de 10 edificios que son propiedad de personas con raíces chinas, plenamente identificadas, y otras 10 tienen patentes municipales. En algunos casos el propietario no es el mismo que el patentado.

La mayoría de los comercios se encuentra a nombre de una sociedad anónima. Freer aseguró que el trabajo realizado por su departamento no dio con los representantes de esas sociedades.

En la acera este de esta importante arteria comercial del centro capitalino la situación es similar: el estudio encontró a ocho propietarios y una cifra menor de patentados de ascendencia oriental. La mayoría de las propiedades está a nombre de sociedades anónimas.

Impacto. Andrés Fernández, diseñador, arquitecto e investigador, lamentó la descalificación que hace una parte de los encuestados por Unimer, quienes alegaron que el proyecto del barrio chino es una imposición cultural.

“¿Están los grandes capitales nacionales invirtiendo en la zona? No, no lo están haciendo. Sí lo hacen ciudadanos chinos o costarricenses de origen oriental, y allí están los ejemplos: el banco Cathay abrió una sucursal en la zona”, manifestó Fernández.

Arnoldo André, presidente de la Cámara de Comercio, aplaudió la iniciativa del barrio chino como un esfuerzo por darle mayor vida a la capital, aunque abogó por un crecimiento comercial en regla.

“Se trata que el comercio allí instalado sea formal y que cumpla en igualdad de condiciones con requisitos como patentes municipal, permisos sanitarios, órdenes patronales, seguros de riesgos patronales y que pague los diferentes impuestos. Así sí será una competencia leal y no desleal”, puntualizó.