Bruselas quiere prevenir las quiebras bancarias y cortar contagios

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Bruselas (dpa). "Una caja de herramientas para la prevención de quiebras y para curar posibles contagios". El comisario de Mercado Interior de la UE, Michel Barnier, recurrió hoy a esta expresión para explicar la nueva propuesta lanzada por el ejecutivo de Bruselas para evitar que, en caso de nuevas crisis financieras, sean los contribuyentes europeos los principales paganos de un posible cataclismo financiero.

En ese sentido, la Comisión Europea desea que en la próxima cumbre europea el 17 de junio, que pone fin al semestre español al frente de la UE, los líderes comunitarios den su bendición a este "fondo de resolución preventivo de quiebras bancarias".

"Es una caja de herramientas de prevención. Hay que actuar rápido porque los mercados tienen un ritmo más veloz que la política", explicó el comisario francés en tono pragmático.

En la mente de la Comisión Europea permanece todavía con tinta indeleble, entre otros, el programa urgente que, en marzo pasado, anunció el gobierno irlandés para salvar a varias entidades. El ministro de Finanzas, Brian Leniha, admitió que podría tener un coste para los contribuyentes de 100.000 millones de euros.

Por ello, el objetivo de Bruselas es que ese mecanismo de prevención de futuras quiebras bancarias sea sometido al escrutinio, y si es posible sanción favorable, de los líderes mundiales que se dan cita en la reunión del G20 que se celebra los próximos 26 y 27 de junio en Toronto, Canadá.

"Europa debe mostrar que desempeña su papel en la gobernanza mundial. La UE tiene que jugar un papel motor en la elaboración de estrategias comunes y en la creación de un modelo de cooperación susceptible de extrapolarse al resto del mundo", apuntó Barnier.

El mensaje de la Comisión Europea es nítido: "nadie está al amparo de nuevas crisis" y por ello, según explicó hoy el comisario en la presentación de la iniciativa, hay que actuar ahora. "Prevenir siempre es mejor -y más barato- que curar", aseguró Barnier, recurriendo al lenguaje de los galenos.

En esencia, se trata de establecer un mecanismo en cada uno de los 27 socios del bloque que pueda actuar de manera coordinada a escala paneuropea.

Así, de acuerdo con la propuesta, se trataría de imponer a los estados miembro del bloque "la obligación de establecer, de acuerdo con reglas comunes, fondos a los cuales los bancos deberían cotizar", según reza el texto de la Comisión.

Esos fondos no tendrían por objetivo salvar los bancos en problemas, sino solamente garantizar una gestión metódica de los problemas "sin desestabilizar el sistema financiero".

"Se trata de fondos de prevención, no de salvamento. Apostamos por poner en marcha una red de fondos nacionales que operarán en un marco europeo. Los bancos pagarán por los bancos y la carga no irá a las espaldas del contribuyente europeo (en caso de operaciones de salvamento de determinada entidad)", explicó Barnier.

De acuerdo con esta propuesta, que en la jerga legal de Bruselas se denomina "comunicación" de la Comisión a los estados miembro, cada uno de los socios de la UE debería crear un fondo nacional de prevención de riesgos, el cual -a posteriori- se integraría en un cuadro europeo.

La iniciativa de la Comisión Europea adquiere todo su sentido en el marco de la crisis global dado que, según recuerda hoy el ejecutivo comunitario, la gravedad de la actual conyuntura ha obligado a los países miembro a recurrir masivamente a los recursos de los contribuyentes para ayudar al sector financiero, mantener la estabilidad y proteger a los ahorradores.

En ese sentido, el comisario puso algunos ejemplos para demostrar el elevado grado de interdependencia del sector bancario europeo y, por ello, su elevado "riesgo de contagio", en caso de problemas o disfunciones.

"Cerca de la mitad de los bancos europeos está en manos de entidades extranjeras, o de otros socios europeos distintos al del país en el que están establecidos. Un ejemplo muy claro es la República Checa, donde cerca del 85 por ciento de entidades bancarias está en manos extranjeras", apuntó Barnier.