¿Por qué ustedes siguieron adelante con el juicio si mantuvieron los servicios notariales con el Banco?
El asunto del juicio no era por lo futuro, sino por el pasado. Era por la forma de ser cesados. Nos citaron a todos los notarios en una reunión en un anfiteatro y nos dijeron: “todos ustedes quedan cesados”. Fuimos cesados de manera arbitraria.
Eso dice la sentencia, pero está en Casación.
La sentencia está fundamentada. No veo razones para dejarla sin efecto. Si querían quitarnos, debían indemnizarnos.
¿Cuánto le corresponde a usted?
Entre ¢10 millones y ¢15 millones. Eso depende de lo que ganamos en los últimos dos años, los que entramos en un segundo grupo.
¿Y ahora cuánto recibe?
Hemos venido recibiendo pocas escrituras. Como tres por año. El Banco disminuyó el trabajo. Hay más notarios ahora y muchas veces el Banco ahora, para atraer clientes, asume el costo de esas comisiones con sus notarios de planta.
¿Por qué indemnizar si no estamos hablando de una relación laboral clásica?
No tengo claro que se hable de relación laboral, sino de relación de servicios, que es un tipo de relación laboral en el ámbito público. Teníamos una subordinación porque estamos sujetos a reglamentos (...). Se demuestra que hay una subordinación jurídica.
¿El problema fue cesarlos o tener el régimen previo?
Hace tiempo todo era muy politizado 100%, con nombramientos automáticos. El Banco prorrogó de hecho los nombramientos, con un trato amigable y después quiso poner orden así, cesándonos y cuando venía la renovación, lo hizo así.
Están demandando al Banco con el que han trabajado años.
Hicimos cualquier cantidad de gestiones para llegar a un arreglo. Si se hubieran abierto un poco, no hubiéramos llegado al juicio. Los abogados no queremos llegar a ese punto.