Representantes de los productores de arroz anunciaron presiones de todo tipo contra la liberación del precio, pese a que reconocieron una serie de acuerdos cuyo fin es abrir una vía hacia esa medida.
Los productores no detallaron las medidas, pero sí reconocieron acuerdos para reducir el área de siembra de 81.000 hectáreas a 60.000 hectáreas, para sembrar solo con contrato de compra de alguna de las industrias y para alquilar tres plantas del Consejo Nacional de Producción (CNP) a cooperativas de pequeños arroceros.
Los acuerdos se pactaron en una comisión de alto nivel y se aprobaron en todas las asambleas regionales de arroceros, pero no incluyen nada relacionado con el precio, advirtió Óscar Campos, presidente de la Asamblea General de la Corporación Arrocera Nacional.
Reconoció, no obstante, que a mediano plazo las condiciones de la aplicación de esos acuerdos pueden dar para revisar lo relacionado con la fijación de precios.
Según el dirigente, los industriales y el Gobierno realizan ofensivas cada cierto tiempo con la intención de liberar el precio de ese producto, el único que sigue fijado por ley. Eso no es nuevo, dijo Campos, porque lo realizan desde hace mucho tiempo.
Agregó que la situación de los productores de arroz es diferente a la de cañeros, lecheros y otros sectores que tienen el precio liberado, pues esos alimentos tienen protecciones arancelarias.
Cuestionado acerca de la protección que también tiene el arroz (arancel o impuesto de entrada del 35%) el representante del sector aseveró que algunos alimentos mantienen el mercado cerrado en los acuerdos comerciales, mientras a este alimento se le negoció una apertura en el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
En ese TLC se negoció una reducción del impuesto de entrada al arroz a un plazo de 20 años, con 10 años de gracia. Es decir, en los primeros 10 años no se toca el arancel, el cual empieza a bajar paulatinamente a partir del año 11 de vigencia del tratado comercial.
La ministra de Agricultura y Ganadería (MAG), Gloria Abraham, declinó referirse al tema, pero consideró muy importante que industriales y productores acerquen posiciones.