Algunos productores orgánicos consideraron que el interés por la comida sana va en aumento y, por eso, reconocen un potencial en esa actividad productiva.
En eso coincidieron con Rocío Aguilar, coordinadora del Programa Nacional de Agricultura Orgánica (PNAO).
Esa iniciativa está adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y su objetivo es el fomento de la actividad.
Empero, la producción orgánica no se puede extender mucho en área, por la dificultad que implica mantener las prácticas que garanticen ese calificativo, advirtió Rodolfo Zamora Lépiz, quien mantiene junto con su familia El Rinconcito Orgánico, ubicado en Potrero Cerrado de Oreamuno, cerca de la entrada a Tierra Blanca.
Desde el punto de vista de la producción, Zamora estima que la actividad no es complicada. En cuanto a la demanda, este productor, con 24 años en lo orgánico, asegura que hay personas, familias, hoteles y restaurantes pidiendo productos.
Sin embargo, no se trata, expresó, de sembrar una hectárea de zanahoria, sino de diversificar con muchos productos en área pequeñas. El tiene 6.950 metros cuadrados, de los que unos 4.000 son área de siembra y ahí cosecha unas 40 variedades de hortalizas para ofrecer, dice, diversas opciones al consumidor.
En Frailes de Desamparados, Heriberto Marín Chinchilla asegura que la finca de café orgánico Los Cabécares viene desde la época de su padre, Pompilio Heriberto Marín.
Por medio de la Asociación de Productores Orgánicos de la Zona de los Santos envían su café a Londres, donde cuentan con un comprador específico.
Un intento por captar la demanda lo realiza, en tanto, la Asociación Cartago Orgánico. Este grupo está a punto de abrir la feria Mercadito Azul, en El Molino, junto al Polideportivo.
Su presidenta, Sofía Pérez, dijo que hay 140 productores interesados y que quieren ir más allá y convertirse en una plataforma de comercialización.
Para ello, agregó Pérez, esperan ofrecer pronto la venta de canastas con productos.