Meliponas, abejas ticas protagonistas de polinización y productoras de miel ‘exótica’

Las abejas nativas sin aguijón en Costa Rica poseen alto valor biológico. Los especialistas insisten en su manejo responsable. Jicote gato, mariola y enreda pelos, son algunos nombres que las identifica

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Costa Rica alberga más de 50 especies de abejas nativas sin aguijón, entre ellas las meliponas, que contribuyen significativamente a la polinización. Entre los nombres populares que reciben se encuentran jicote gato, jicote barcino, mariolas, chupa ojos y enreda pelos. Aunque no son grandes productoras de miel, su producto es considerado “exótico” debido a sus propiedades medicinales.

Los especialistas recomiendan una explotación racional de estas abejas debido al importante servicio que brindan en la polinización. Este proceso es vital para la reproducción de las plantas, donde el polen se transporta desde el estambre (órgano masculino) de una flor hasta el pistilo (órgano femenino) de otra, posteriormente convirtiéndose en fruto. Las abejas, al alimentarse del néctar de las flores, transforman este líquido en miel mediante la adición de enzimas naturales.

Dennis Barquero, académico de la Universidad de Costa Rica (UCR), encargado de un proyecto de establecimiento de meliponarios en la zona Atlántica, aseguró que las abejas meliponas “es lo más autóctono que podemos tener, es lo más nacional”. Agregó que no son grandes productoras, pero su miel es considerada exótica.

Las abejas nativas son excelentes polinizadoras porque evolucionaron junto con la flora local. Elda Miriam Aldasoro, especialista investigadora de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en Chiapas, México, quien estudia la meliponicultura en Costa Rica, explicó que estas abejas son fundamentales para la producción de alimentos.

Johan Van Veen, del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales (Cinat) de la Universidad Nacional (UNA), aclaró que cada especie de abeja nativa se especializa en polinizar plantas específicas. En el país hay identificadas hasta 59 especies.

El libro Abejas de Costa Rica, publicado por la Universidad de Costa Rica (UCR) en 2021, señala que de los 115 cultivos que proveen el 90% de la comida en 146 países, 71 son polinizados por abejas.

A nivel mundial, existen alrededor de 20.000 especies de abejas, refiere Aldasoro, de las cuales en Costa Rica se conocen unas 650, incluyendo las abejas sin aguijón, caracterizadas por haber perdido este órgano en su evolución y pueden ser criadas por su naturaleza dócil.

Alfredo Herrera, presidente de la Cámara Nacional de Fomento de la Apicultura (Canapi), aseguró que las meliponas son esenciales para la polinización de las especies forestales nativas, aunque su contribución no se refleje de manera cuantitativa en la producción de miel y propóleo, por lo que valora su aporte como “intangible”. Añadió que las abejas sin aguijón son nativas del trópico americano y existían en el país antes de la llegada de la abeja melífera (Apis mellifera) desde Europa.

Aquí, Van Veen mencionó que la Apis mellifera, se cruzó con una especie importada de Brasil llamada africana, resultando en la llamada abeja africanizada. Sin embargo, tanto las especies nativas sin aguijón como las melíferas no pueden cruzarse entre sí, similar a lo que sucedería entre un caballo y una vaca.

Explotación debe ser racional

Por no tener aguijón, la capacidad de defensa de las abejas autóctonas es reducida, pues solo algunas variedades muerden o arrojan ácidos. Herrera dijo que debido a su “dulce carácter” hay personas que las extraen de su hábitat para tenerlas como “adornos” e incluso se está realizando su comercialización con este fin. Explicó que al tenerlas en ambientes domésticos pueden verse afectadas por productos químicos.

Miriam Aldasoro, bióloga y doctora en antropología ambiental, mencionó que estas abejas pueden ser criadas por las personas, y existen registros históricos de esta actividad.

Esta especialista desarrolla en Costa Rica un proyecto de investigación sobre la crianza de los meliponinos. Ella realizó entrevistas a productores en Turrialba, San Vito, Sarapiquí, Esparza y Nicoya en colaboración con la Universidad Técnica Nacional (UTN), la UCR y el Cinat de la UNA. En el último mes ha recorrido .

Ella confirmó cierto auge en la actividad debido a la comercialización de colmenas de la que no hay regulación. Al final podría resultar que las abejas no se adapten o se vean afectadas por el cambio climático y terminen muriendo, indica Aldasoro.

Dennis Barquero, de la UCR, aseguró que se requiere control para aprovechar el valor agregado, porque conoce de casos que intermediarios están aprovechándose para obtener altos márgenes de ganancias. “Hay que hacerlo de manera responsable porque hay que tener en cuenta que es vida silvestre”, afirmó.

La mayoría de los entrevistados por Aldasoro, dijeron que la crianza es una actividad iniciada por sus padres o abuelos. La especie mariola es la más común, su miel tiene uso tradicional para infecciones en los ojos y cataratas. Además que la miel de las abejas nativas se utiliza para afecciones respiratorias, digestivas y como cicatrizante de la piel.

Los rendimientos son muy bajos por colmena. La miel de las abejas nativas es más acuosa y más ácida, lo que provoca más lentitud en la fermentación, pero posee más propiedades antioxidantes, dijo Van Veen.