Cada vez el conocimiento se multiplica a mayor velocidad, una realidad que obliga modificar la forma de aprender.
Aunque la memoria es importante, no puede ser el foco de la educación porque los contenidos cambian vertiginosamente, advirtió Renata Villers, directora de la organización Amigos del Aprendizaje (ADA).
"El proceso de lectura-escritura se convierte en algo que ya no es mecánico, sino que tiene que ver con procesos de pensamiento crítico, de expresión, que no comienzan y terminan en tres años", dijo.