Si tiene que pasar la noche viendo partidos de fútbol, lo hace. Uno, dos, tres... hasta diez, si es necesario. Él quiere ver por sí mismo a quién le mostraron la tarjeta amarilla, quién salió expulsado, quién anotó el gol o si por error el árbitro concede un gol que debió registrarse como tanto en propia meta.
Mr. Chip, queda claro, no es un tipo como cualquier otro. Para entenderlo quizás es necesario devolverse a los tiempos en los que simplemente era Alexis, un niño que atraído por un deporte que ni siquiera le apasionaba en sus primeros años, tomó la libreta y empezó a llevar apuntes.