Cierre de planta trunca sueños de empleo en Turrubares

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San Pablo de Turrubares Son pasadas las tres de la tarde y en la cocina de Ruth Morera huele a pan casero. Ruth volvió a encender el horno para asar pan ...

Hace más de un mes se fueron más de 45 clientes vinculados al proyecto Hidrotárcoles, a quienes les preparaba desayuno, almuerzo y cena.

La venta de comidas llegó a generarle ¢2 millones mensuales con lo cual pudo ampliar la cocina y construir el fogón de sus sueños . Justo cuando sus finanzas empezaban a equilibrarse, el proyecto cerró y ahora le toca volver a vender pan en la feria.

“Se vende muy poco es una feria muy pequeña”, cuenta.

Ruth está lejos de ser la única perjudicada. Rodrigo Sandí, vecino del poblado de Monterrey, comparte la misma desazón. Él fue empleado directo del proyecto desde que comenzaron los movimientos de tierra y tala de árboles, en agosto de 2013.

Desde agosto pasado es uno de los 300 desempleados que dejó el proyecto Hidrotárcoles ; la mayoría eran vecinos de Turrubares. Sandí se encargaba de las planillas.

A sus 25 años, Rodrigo apenas tiene bachiller de colegio y un año de estudios en derecho. No pudo seguir la carrera, dice, por la difícil situación económica.En su casa son cuatro hermanos y sus padres. El, dice, iba como “enyugado” con su papá, apoyándolo económicamente para cubrir el estudio de sus hermanos, el mantenimiento del hogar y las deudas familiares.“Cuando se abrió el proyecto y empezaron a contratar, fue una noticia grande para nosotros. Nos sentimos motivados porque iba a haber un ingreso fijo en la casa y es lo que uno necesita”, narra. Con la llegada de esa ansiada estabilidad laboral, Rodrigo se confió y decidió correr riesgos. “Me compré un lote a la par de la casa. Pero, usted sabe, el banco no perdona y ahora estoy con esa preocupación. Tengo la hipoteca, la deuda, los intereses y no sé cómo voy a hacer”, se lamenta.

En Turrubares, el trabajo es escaso para los jóvenes. El desempleo abierto para aquellos de 15 a 24 años es de 7,8%.

En criterio del presidente municipal, Mariano Vargas, el cierre de la obra es devastador para el empleo y la economía del cantón.

“No la podemos perder y no es negociable que el ICE la tome porque la Municipalidad dejaría de recibir millonarios ingresos por permisos, impuestos y cánones pues el ICE goza de exoneraciones”, aseguró.

David Alvarado Gamboa, encargado de Catastro y Bienes Inmuebles de la Municipalidad de Turrubares, reconoció que los permisos para desarrollar el proyecto se otorgaron por partes, y no a toda la obra, hecho cuestionado por algunos vecinos. Dijo que el Concejo aprobó esa modalidad en vista de la necesidad que tiene el cantón de generar fuentes de trabajo. “Todo lo que está construido sí tiene permiso. Pero eran obras menores como la casetilla del guarda, el comedor y algunos movimientos de tierra”, aseguró.Solo por permisos de construcción el ayuntamiento tenía previsto recibir ¢275 millones, de los cuales solo recibió ¢23 millones.