Vitamina K: el nutriente del que casi nunca oímos hablar, aunque es vital para nuestra sangre

En ‘Siéntase Pura Vida’ exploramos cuál es el rol de esta vitamina en nuestra salud sanguínea y cómo podemos mantener alta su presencia

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Con frecuencia escuchamos sobre lo que las diferentes vitaminas hacen por nuestra salud. Lo común es que se hable de la vitamina A, la B (y todas las de este complejo), C y E, pero no de la vitamina K.

A pesar de no ser tan conocida, lo cierto es que es una vitamina muy importante en un proceso vital: la coagulación de la sangre. Sin ella, simplemente la sangre no coagularía. La acción de este nutriente también es trascendental para la salud de los huesos.

No es poca cosa, la coagulación es la que nos permite reponernos rápidamente de las heridas, evitar sangrados masivos, promover la cicatrización y evitar infecciones.

“El cuerpo almacena vitamina K en el hígado y en otros tejidos del cuerpo, como el cerebro, el corazón, el páncreas y los huesos. Conforme la necesitamos, esta va actuando, como si ‘llegara al rescate’ para ayudarnos cuando estamos sangrando”, señaló la nutricionista Mónica Gutiérrez.

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¿Cómo obtenerla?

Esta vitamina se obtiene fácilmente de los alimentos, porque está presente en muchos de ellos. Los institutos de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) indican que estas son algunas de las comidas con este nutriente.

  • Hortalizas de hojas verdes como la espinaca, repollo, brócoli y lechuga.
  • Aceites vegetales.
  • Algunas frutas como los arándanos azules y los higos.
  • Carne, queso, huevos y granos de soya.

Además, algunas bacterias en nuestro intestino son como “una fábrica” de vitamina K, apuntó Gutiérrez.

También hay suplementos multivitamínicos con vitamina K. La vitamina K se encuentra sola en suplementos de vitamina K, o en suplementos de vitamina K con otros nutrientes como el calcio y el magnesio. No obstante, la nutricionista señaló que no es necesario tomarlos a no ser que un profesional en Medicina o Nutrición le confirme que usted no tiene la ingesta suficiente.

Deficiencias no son comunes, pero sí de cuidado

La deficiencia de vitamina K es muy rara. Se presenta cuando el cuerpo no puede absorberla apropiadamente desde el tracto intestinal. Esto puede presentarse en algunas enfermedades como la fibrosis quística, la enfermedad celíaca o celiaquía, la colitis ulcerosa, el síndrome de intestino corto.

La deficiencia de esta vitamina también se puede presentar después de un tratamiento prolongado con antibióticos, pues estos podrían “barrer” por un tiempo con las bacterias que generan este nutriente en nuestro intestino.

¿Cómo sabemos si tenemos deficiencia? De acuerdo con los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) la deficiencia grave de vitamina K puede provocar hematomas (moretones) y problemas de sangrado debido a que la coagulación de la sangre es más lenta. Por ello, si vemos que tenemos moretones frecuentes o que nos cuesta mucho cicatrizar podría ser ya una señal para acudir con un médico y consultar.

Menores niveles de esta sustancia también podrían reducir la fuerza de los huesos y aumentar el riesgo de osteoporosis, ya que el cuerpo necesita la vitamina K para la salud ósea.

Si usted está con tratamiento con anticoagulantes

Si usted toma algún anticoagulante, como la warfarina, debe tomar en cuenta que la acción de este fármaco altera la acción de la vitamina K. Si usted está en tratamiento con este tipo de medicamentos, lo ideal es que mejore la ingesta de esta vitamina. Pero esto no quiere decir que deba aumentarla, en muchos casos más bien la recomendación es reducirla, pero, especialmente, mantener la ingesta constante.

Un cambio repentino en la cantidad de vitamina K ingerida podría causar sangrado peligroso (si consume menos) o coágulos sanguíneos (si consume más).

Lo recomendable en estos casos es que consulte con su médico para que le indique la dosis adecuada para usted, según su condición así como del tipo y dosis de anticoagulante que lleva en su tratamiento.