Ticos con males mentales luchan para obtener trabajo

Desempleo los obliga a buscar otros nichos que apenas les dan para vivir

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Todos los días, de lunes a viernes –y algunos sábados–, Daniel Jaén revisa las lechugas de la huerta hidropónica en la finca del Hospital Nacional Psiquiátrico, en Pavas, San José.

Él padece esquizofrenia y es uno de los 28 responsables de cuidar este cultivo hasta su venta en algunas sodas o cafeterías del Valle Central.

Este es uno de los proyectos de la cooperativa de pacientes del hospital, iniciativa que nació hace cinco años como una forma de que los internos procuren ganar su sustento en una sociedad que aún no rompe sus tabúes para brindarles una mano cuando buscan trabajo.

Daniel, de 32 años, es una de las personas que reúne algún dinero en esta cooperativa, pero aún aguarda que se le abran las puertas del mundo laboral.

“Sí tenemos apoyo de universidades, nos ayudan a aprender. Queremos hacer bien nuestro trabajo con cada vez más productos, y dar un buen producto a la gente”, expresó.

La situación salarial de esta población es difícil. Lilia Uribe, directora del centro médico, dijo que la reinserción en el mercado laboral es casi imposible.

“La sociedad todavía maneja muchos mitos. Con la cooperativa, hemos logrado capacitar a muchas personas en diferentes oficios, pero todavía no se logra generar el dinero suficiente para que tengan la recompensa económica que merecen”, aseveró Uribe.

Maura Briceño, terapeuta ocupacional de la institución, está entre quienes más impulsan a los miembros de la cooperativa a salir adelante.

“Hay gente muy buena y profesional que podría aportar mucho a compañías; tiene conocimiento y trabaja bien, pero los posibles jefes les cierran las puertas, sin saber que ellos podrían llegar a este hospital. Nadie está exento de sufrir un mal mental en cualquier momento de la vida”, comentó.

“Por eso buscamos que ellos mismos hagan sus propios trabajos y hasta monten sus microempresas, que encuentren algo que les guste y se capaciten para poder encontrar su nicho”, añadió.

Frutos. Jaén encontró en las lechugas hidropónicas esa pasión necesaria para un nuevo nicho laboral. Tiene el apoyo de sus compañeros, familia y varios trabajadores del centro médico.

Trabajar en la cooperativa le dio el impulso también para retomar el arte, y ahora va a una escuela municipal de música e integra un coro.

No obstante, aún falta mucho camino por recorrer para que estas personas tengan el espacio laboral que necesitan y merecen.

Jaén, Uribe y Briceño coinciden en que falta apertura de las empresas para contratar, y de la sociedad para dar oportunidad a sus emprendimientos.

Ellos lamentan que no se ha avanzado mucho en los últimos cinco años. En el 2010 , cuando el Hospital Nacional Psiquiátrico cumplió 120 años, este tema fue destacado como una de las principales preocupaciones en el campo de la salud mental.