¿Cuál es la importancia de esta investigación en términos de salud pública?
Abre toda una nueva área de énfasis en la prevención de estos tumores. El cáncer de orofaringe es un cáncer que va en incremento en muchos países; esto podría ser una medida que ayude justo donde se vea un aumento de casos.
¿Se esperaban estos resultados al iniciar el proyecto?
El estudio era para medir la eficacia de la vacuna contra el cáncer de cérvix, pero vimos que la protección va mucho más allá. Ahora tenemos protección en vagina, ano, orofaringe. Es algo que tiene mayores beneficios. La vacuna tiene muchos beneficios, pero es injusto que de momento solo la tenga quien pueda pagarla.
¿Piensa que es algo que el sistema de salud debería ofrecer?
Sí. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tiene que darla. Esto no es un asunto de quien pueda pagar o no la vacuna, es de llegar a los grupos de riesgo. Y es que los grupos de mayor riesgo no son exactamente quienes pueden pagar esta vacuna, más bien son personas con menores ingresos y que tienen menos acceso a un mercado privado.
¿Cuáles son los próximos pasos del Proyecto?
Ahora siguen análisis de la eficacia de la vacuna diez años después de su aplicación, comparar nuestros resultados con los de otros países y ver también lo que sucede con otras cepas de virus. Aún quedan muchos datos por analizar.