Riesgo de lesiones sube al mezclar licor y ejercicio

Abuso de alcohol afecta el sentido de alerta y recuperación de los músculos

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¿Es de los que se van a mejenguear y, al concluir el partido, sale directo al bar para festejar el triunfo o llorar la derrota? ¡Cuidado! La combinación de alcohol y ejercicio puede elevar el riesgo de lesiones musculares, caídas, golpes y fracturas, así como otros problemas de salud.

Consumir licor, antes, durante o después de realizar actividad física, impediría que el organismo trabaje de la forma correcta y aumenta el riesgo de accidentes, pues las bebidas etílicas (cuando se abusa de estas) alteran los procesos metabólicos, el sentido de alerta, las habilidades motoras y el rendimiento general de las personas.

También hacen que la recuperación de los músculos –tras haberlos ejercitado– sea más lenta, lo que afectaría los siguientes entrenamientos, advirtió Mónica Solórzano, directora ejecutiva de Educalcohol Costa Rica, organización que educa sobre el uso de bebidas alcohólicas, al promover la responsabilidad y la moderación.

Pese a los riesgos expuestos, mucha gente incurre en estas prácticas. Un análisis realizado en Estados Unidos en el 2014 evidenció que beber antes o durante un entrenamiento es poco común entre los atletas universitarios. Sin embargo, más de la mitad admitió hacerlo una vez que finalizan el deporte.

Asimismo, otra investigación publicada por el Centro Canadiense en Abuso de Sustancias  , encargado de estudiar la relación entre la práctica de un deporte y el consumo de sustancias entre jóvenes menores de 24 años, determinó que el ejercitarse está asociado a un mayor consumo de alcohol, sobre todo durante la adolescencia.

Efectos en el cuerpo. Las personas que practican algún tipo de deporte de forma intensa tienden a deshidratarse y a perder la reserva de azúcar que poseen el hígado y los músculos. Por lo tanto, después de concluir la actividad física, es fundamental recuperar el agua y los azúcares.

El consumo de licor podría interferir en este proceso, ya que este tiene efectos diuréticos (incrementa las ganas de orinar) y la persona podría experimentar algunos síntomas de deshidratación como cansancio, calambres musculares y dolores de cabeza, así como otros más severos.

“Se conoce que el hígado puede verse afectado por el alcohol. Esto, a su vez, podría alterar el proceso de eliminación de toxinas y la descomposición del etanol (molécula de alcohol que contienen las bebidas de consumo humano). El abuso en el consumo de alcohol, además, afectaría el aprovechamiento de los azúcares provenientes de los carbohidratos que son clave para la recuperación, luego de una intensa sesión de ejercicios”, señaló Educalcohol, en un comunicado.

La recomendación para reducir riesgos es evitar la ingesta de licor antes o durante la actividad física; además de aumentar el consumo de agua y valerse de alimentos ricos en proteínas y carbohidratos.

Si por alguna razón, la persona desea consumir licor después de ejercitarse, la moderación es la clave, es decir, dos tragos como máximo para las mujeres y tres bebidas máximo para los hombres en cada ocasión. “También se debe recordar que hay que tomar solo un trago por hora”, puntualizó Solórzano.