Psicología y nutrición son parte del tratamiento

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Una enfermedad crónica como la epilepsia no puede tratarse simplemente con medicamentos. El impacto emocional sobre la vida de los pacientes y las familias, así como las necesidades nutricionales, hacen que el apoyo de profesionales en estos campos sea vital.

Amanda Solís vivió el impacto emocional de este trastorno y de cómo sus emociones también afectan los síntomas cuando llegó a la universidad.

“Comencé a estudiar para ser maestra de Educación General Básica, y conforme fueron llegando los exámenes, yo comencé con crisis. Mi mamá volvió a ver cómo me ponía azul y dejaba de respirar, fueron crisis muy feas. Según mi mamá, tenía mucho de no verme así. Fue muy duro”, manifestó la joven.

Para Nicole Marín, psicóloga que trabaja con los pacientes de epilepsia del Hospital San Juan de Dios, las emociones y el nivel de tensión también pueden impactar en quienes viven el padecimiento.

“El estrés, la tristeza y las emociones fuertes también pueden tener influencia sobre los síntomas y es algo que trabajamos en las reuniones en grupo y también en terapia individual”, aseveró Marín.

Para la especialista, los afectados y sus cuidadores también manejan muchas culpas, y miedos.

“Por ejemplo, a muchas personas se les prohíbe manejar su carro durante años, pero, una vez que el neurólogo les indica que pueden volver a hacerlo, a muchos les da miedo volver a agarrar un carro. Ellos tienen miedo constante a tener nuevos ataques”, aseguró Marín.

La nutrición también se vigila de cerca. En algunos casos, se les receta la llamada dieta cetogénica (dieta baja en calorías, pero rica en proteínas y algunas grasas). No obstante, esta decisión debe verse entre médico y nutricionista.