Unas pacientes desconocían la causa de los dolores en el vientre, sangrados o falta de menstruación y soportaban esos padecimientos a la espera de que un té aliviara sus molestias.
Otras no sentían ninguna molestia. Por eso, jamás hubieran sospechado que sufrían de una lesión precancerosa en el cuello del útero –cérvix–.
De hecho, la mayoría nunca se había realizado un examen de Papanicolaou o una mamografía.
Esa es la realidad de un importante grupo de guanacastecas que fueron examinadas gratuitamente como parte del Proyecto de Detección Temprana de Cáncer Ginecológico del Centro Médico San Rafael Arcángel .
Dicho proyecto se inició el año pasado con la meta de chequear a 1.500 mujeres de Guanacaste.
A la fecha, el ginecólogo y su equipo han examinado a 458 mujeres, de las cuales un 20% (90 pacientes) presentaron lesiones de moderadas a severas y otras requerían de más exámenes.
Ellas fueron referidas a clínicas y hospitales de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para su tratamiento.
“Buscamos a pacientes de 18 a 70 años, con vida sexual activa y sin ningún antecedente de lesión neoplásica –cáncer– en sus mamas, ni en su órgano reproductor, cuello del útero, útero y ovarios”, dijo el ginecólogo Walbin Sánchez Solís, a cargo del proyecto y director de la clínica privada ubicada en Liberia.
“Sobre todo, contactamos a mujeres pobres, con problemas de acceso a los servicios de salud porque no pueden pagar el seguro, porque viven muy lejos y, bueno, porque acá hay muchas nicaraguenses sin papeles que temen ir a una clínica o Ebais”, agregó.
Control. Las lesiones fueron halladas tras chequear a las 458 pacientes con tres diferentes pruebas.
A un grupo de 132 mujeres se les realizó un examen de Papanicolaou. Esta prueba halló lesiones precancerosas leves en el cuello del útero de dos pacientes.
“Son lesiones tempranas que, cuando se tratan a tiempo, evitan un cáncer”, explicó el ginecólogo.
Guanacaste es la cuarta provincia donde mueren más mujeres por cáncer del cuello del útero (cinco decesos por cada 100.000 mujeres), principalmente, porque las lesiones se detectan tarde.
Tal situación propició que la provincia se convirtiera, desde 1993, en sede de un estudio para desarrollar una vacuna contra dos virus del papiloma humano (tipos 16 y 18) que elevan el riesgo de un cáncer del cuello del útero. La vacuna está a la venta desde el 2006.
Además de los Papanicolaou, a un total de 210 pacientes se les aplicó un ultrasonido vaginal que reveló problemas en el útero y ovarios de 67 mujeres examinadas.
“Algunas tenían miomas –fibromas– que les causaban sangrados, y necesitaban de una cirugía urgente; por eso fueron referidas a la Caja”, explicó Walbin Sánchez.
Finalmente, un grupo de 116 mujeres, de 40 y más años, fueron enviadas a una mamografía porque a partir de esa edad crece el riesgo de aparición de un cáncer.
De ellas, un 6% (7 mujeres) recibió una referencia para pedir un ultrasonido de las mamas en la CCSS, para un mejor chequeo.
En suspenso. Los 458 diagnósticos representaron una inversión de ¢13 millones para la clínica. De ese monto, ¢2 millones fueron dados por la Fundación Ana Gabriela Ross, para las mamografías.
Hoy el proyecto está frenado por falta de dinero. “Tengo una meta y voy a cumplirla, pero necesitamos apoyo. Acá no hay nada de ganancia, todo es cien por ciento transparente para quien esté interesado en apoyarnos”, aseveró Sánchez.